Diario de Sevilla

Calor en los templos y en las calles

● Miércoles Santo de calima

- Juan Parejo

CÓMO lo llevas? ¿Mejor o peor que el año pasado? Segurament­e, a estas alturas de la Semana Santa ya le habrán hecho esas preguntas. Y, probableme­nte, haya respondido que este año se siente más decaído que el pasado por poder acudir a las iglesias a venerar a las imágenes, pero no poder acompañarl­as en su procesión. Hace dos años que las túnicas no salen de los altillos y que las puertas de la Catedral no se abren para recibir a las hermandade­s. Estamos viviendo la estación de penitencia más larga de nuestras vidas, como acertó a decir el párroco de San Lorenzo, el muy cofrade don Francisco de los Reyes, el pasado martes en la misa de la Hermandad de la Bofetá. Esto sí que es una penitencia. Dicen que lo que se tiene no se valora hasta que se pierde. Así es. Y en este segundo año sin procesione­s muchos se han dado cuenta de la necesidad que hay en la ciudad por tener a sus cofradías en la calle. El año pasado, al fin y al cabo, el confinamie­nto, los miedos y las incógnitas

Las imágenes de San Bernardo lucían en un altar inspirado en el del año 1933

surgidas con respecto al coronaviru­s hicieron que la mente estuviera en otro sitio.

Los cofrades tienen las esperanzas puestas en el ya ansiado 2022. ¿Volverán los pasos a la calle? En la Hermandad de San Bernardo confían en que sea así. Como explicaba su hermano mayor, Javier Gómez, en esta singular ocasión habían montado un altar muy parecido al del año 1933, el último sin procesione­s. Puede ser un presagio éste de la hermandad del arrabal que ayer volvió a hacer gala de su categoría sin la necesidad de salir a la calle. Fueron sus hermanos y devotos los que acudieron masivament­e a venerar al Cristo de la Salud y a la Virgen del Refugio. Los hermanos son el alma de esta cofradía que hace 75 regaló a Sevilla el título de mariana.

Ayer el Señor debía estar ya en su paso aguardando para la Madrugada. No había colas por la mañana en San Lorenzo para ver al Dios de la ciudad entronizad­o en el presbiteri­o de la basílica sobre la magnífica peana de la Virgen del Mayor y Traspaso. Nada que ver con los días anteriores. Por la plaza más bonita de la ciudad debió pasar la franciscan­a Hermandad del Buen Fin que, en lugar de sus pasos, ha montado un original altar que ha despertado tantos elogios como críticas. En la visita a San Antonio de Padua se podía recoger una cuartilla con una foto y una detallada explicació­n del mismo. “Sin duda, un altar extraordin­ario para un año extraordin­ario en el que

el Cristo nos da una lección de amor desde el lugar donde se entrega por nosotros y por nuestra salvación. Como San Francisco decía, Cristo del Buen Fin, nuestro Dios y nuestro todo, ante los ojos misericord­iosos de Nuestra Señora de la Palma”.

El ecuador de la Semana Santa estuvo marcado por el calor en el interior de las iglesias y por el calor traído por la calima en el exterior. Por mucho que a algunos tuiteros que juegan a ser periodista­s les moleste, volvemos a contar que se registraro­n un día más grandes colas para acceder a los templos. Como en la calle Orfila, donde había muchas personas esperando a las 11:00, mientras un cartel anunciaba que la capilla de San Andrés no abriría sus puertas hasta las 13:00. La Virgen de Regla, como San Bernardo, también recreó el mismo simulacro de paso que en 1933. La Policía tuvo que cortar la calle para garantizar la seguridad.

También se registraro­n largas esperas en San Vicente para ver a las imágenes de las Siete Palabras. Una hermandad que en poco más de 15 días celebrará un cabildo extraordin­ario para sustituir a la Virgen de la Cabeza.

En esta Semana Santa imposible de pasos deconstrui­dos hay altares que destacan por su sencillez. Fue el caso de la Hermandad del Cristo de Burgos. Las imágenes lucían en el altar mayor de San Pedro formando un calvario con un exquisito exorno f loral. O la Sed, con un diseño también muy sobrio. Se demuestra nuevamente que menos es más. En el Baratillo, el recuerdo permanente de don Otto, con su medalla de oro a los pies de la Piedad y el Cristo de la Misericord­ia. El Carmen, por su parte, apostó por entronizar a las imágenes en unas andas. Otra hermandad que destacó por un singular montaje fue la de la Lanzada. A San Martín han acudido cientos de fieles desde el pasado fin de semana para ver el misterio dispuesto en el altar mayor y a la delicada Virgen del Buen Fin.

En la calle Orfila había gente esperando horas antes de que abriera la capilla

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 ?? JOSÉ ÁNGEL GARCÍA ?? El misterio de la Sagrada Lanzada, dispuesto en el presbiteri­o de la iglesia de San Martín.
JOSÉ ÁNGEL GARCÍA El misterio de la Sagrada Lanzada, dispuesto en el presbiteri­o de la iglesia de San Martín.
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ANTONIO PIZARRO La medalla de don Otto Moeckel a los pies Piedad y el Cristo de la Misericord­ia.
 ?? JUAN CARLOS MUÑOZ ?? El montaje creado por el Buen Fin en San Antonio de Padua.
JUAN CARLOS MUÑOZ El montaje creado por el Buen Fin en San Antonio de Padua.
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 ?? JUAN CARLOS MUÑOZ ?? Numerosas personas hacen cola para entrar en la parroquia de San Bernardo.
JUAN CARLOS MUÑOZ Numerosas personas hacen cola para entrar en la parroquia de San Bernardo.
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JUAN CARLOS VÁZQUEZ Una hermana de los Panaderos dispensa gel a los fieles que acuden a la capilla de San Andrés.

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