Un arcoíris para dos años sin romería
● José Manuel Peña, natural de Mairena del Alcor, autor del cartel del Rocío 2021 que fue dado a conocer ayer
“Todo aquello que hemos dejado de vivir”. Esta frase sintetiza lo que José Manuel Peña Jiménez, natural de Mairena del Alcor, ha querido transmitir en el cartel que dio a conocer ayer, Domingo de Resurrección, por encargo de la Hermandad Matriz del Rocío de Almonte. Una obra que anuncia el Pentecostés de 2021, el segundo sin romería por culpa del Covid. El acto tuvo lugar en la parroquia de la Asunción, en la localidad onubense, donde la Blanca Paloma se encuentra desde que fue trasladada en agosto de 2019, como es tradición cada siete años y que, a consecuencia de la pandemia, aún no ha podido regresar a la aldea.
Peña ha querido reflejar en este cartel todo lo que el coronavirus ha hurtado estas dos primaveras: la peregrinación de los romeros por los caminos que llevan a la ermita y el encuentro de la Virgen del Rocío con sus devotos la mañana del Lunes de Pentecostés. Para ello, este artista ha conformado la obra a través de pétalos de rosas –de ahí su nombre Petalada Inf inita– en diversos colores simbólicos que aluden a distintos mensajes. Son los pétalos que en estos dos años no ha recibido la Virgen al no poder salir a la calle.
El cartel se divide en dos partes. La central y principal la ocupa el sagrado icono, pintado con pétalos de color rosa que, según el autor del cartel, representa la bondad, el cariño, la generosidad, la ternura, pero, sobre todo, “el respeto y la admiración”.
La Blanca Paloma se encuentra cobijada por el arco de medio punto del camarín de su santuario. En este elemento decorativo se emplean diversas tonalidades: el amarillo, ocre, naranja, rojizo, azul y verde. Este último color alude a la Esperanza, término usado por la Matriz en el lema para designar el próximo Pentecostés. Dicha palabra, además, también aparece en el cartel.
En la parte inferior se representa el momento en que la Virgen sale de su santuario y se encuentra con la multitud de devotos que se congrega cada año en su procesión de Pentecostés, una estampa que se representa con el color morado.
El nombre de la Patrona almonteña cruza en vertical toda la obra, como eje principal de la misma. En él las letras se entrelazan para simular las surcos que dejan las carretas por los caminos de arena, los que se transitaban cada mes de mayo antes de que surgiera la pandemia. En definitiva, un arcoíris de color para un Rocío de Esperanza, el segundo sin romería.
Deben, además, destacarse dos detalles (con suma discreción, eso sí) del cartel en alusión a la pandemia. Por un lado, el crespón negro que luce un varal del paso en recuerdo de todos los fallecidos por el Covid. El otro, las dos gotas “sanadoras” que deja caer la paloma del Espíritu Santo sobre el globo terráqueo.