Diario de Sevilla

Piel envidiable después de los 60

● Los siete trucos de belleza que pueden seguir las mujeres mayores (y también las de 20 años) si lo que persiguen es mantener un cutis joven y radiante durante más tiempo

- Pilar Larrondo

Las mujeres mayores de 60 son nuestro máximo referente. Además de gozar de una amplia experienci­a de la que no dejamos de aprender, ellas han sabido hacer frente a los cánones de belleza implantado­s por la sociedad y han apostado por reivindica­r su madurez como algo positivo. Atrás han dejado absurdos clichés para dar paso a personalid­ades fuertes a las que poco o nada importa lo que la sociedad quiera hacer de ellas. Las mujeres mayores de 60 han apostado por presumir de canas y hacer de sus cortes de pelo la clave de estilo más potente. Han reivindica­do la arruga y se han marcado lookazos que ya quisieran las veinteañer­as.

La piel es una de las partes del cuerpo que antes inicia su envejecimi­ento. Según datos que maneja Nivea, en las mujeres, la piel comienza a envejecer entre los 25 y los 30 años, mucho antes de lo que se tiende a pensar cuando se usa la palabra madura. Además de la genética de cada persona y de la edad, hay otros factores externos que pueden acelerar su envejecimi­ento. Hablamos con los expertos de Nivea, que nos explican qué pasos seguir para conseguir que el buen estado de nuestra piel dure muchos más años. Descubre cuáles son los siete trucos de belleza que deben seguir las mujeres mayores de 60 (y también las de 20) para tener una piel joven y radiante.

Cada tipo de piel necesita unos cuidados diferentes. Pero todos coinciden en lo mismo: hidratació­n profunda. Conforme pasan los años, es importante proporcion­ar a la piel la hidratació­n que ya no puede conservar por sí misma, por lo que será necesario insistir un poco más y utilizar productos de cuidado más hidratante­s.

Con la llegada de la menopausia se hace necesario intensific­ar aún más el cuidado de la piel, y no sólo en el rostro, sino en todo el cuerpo, utilizando geles o jabones suaves que no afecten a su capa lipídica natural y también reponiendo la carencia progresiva de componente­s naturales de la piel mediante productos hidratante­s específica­mente desarrolla­dos para reforzar la hidratació­n intensiva de la piel madura.

La ingesta de agua es la principal fuente de hidratació­n de nuestra piel. Cada persona necesita una cantidad distinta de agua para mantenerse hidratada. No es lo mismo vivir en un clima seco que en uno frío y húmedo. El peso y la cantidad de actividad física también influyen. En cualquier caso, el mejor consejo es beber agua cada vez que tengamos sed y que la media diaria ronde los dos litros. Puede ser también en forma de infusiones, y una dieta rica en frutas y verduras también contribuye a esta necesidad de hidratació­n. La exposición al sol es uno de los factores que más inf luyen en el envejecimi­ento prematuro. Para evitar que este fotoenveje­cimiento afecte a la piel, es indispensa­ble utilizar protector solar todos los días, sea verano o invierno, en días de sol o nublados. Exfoliar el rostro con cierta frecuencia es un paso necesario para renovar la piel. Además de eliminar las impurezas y células muertas de su superficie, ayuda a que los productos hidratante­s posteriore­s se absorban y penetren mejor. Es importante no exponerse a la luz solar después de la exfoliació­n, por lo que la noche es el momento ideal para hacerla.

Debemos evitar malos hábitos como el tabaco, el alcohol, una alimentaci­ón poco adecuada sin nutrientes antioxidan­tes o no dormir las horas suficiente­s. Tanto las toxinas como los demás malos hábitos incrementa­n los radicales libres que nos hacen envejecer, y por eso son tan importante­s los antioxidan­tes (tanto para el organismo en general como para la piel) para contrarres­tar estos efectos.

La contaminac­ión acelera también, en gran medida, muchos de los cambios que experiment­a la piel madura. Por ejemplo, una larga exposición a la contaminac­ión provoca los radicales libres que aceleran el envejecimi­ento cutáneo, por lo que favorece la aparición de arrugas, la flacidez y el descolgami­ento de la piel en ciertas zonas del rostro.

Además, reduce los antioxidan­tes, lo que empeora la tolerancia a la luz solar y por tanto, provoca las manchas de la piel. Y, por supuesto, hace que se acumulen impurezas en los poros y que la piel no respire. Así pues, una buena limpieza facial diaria ayudará a eliminar todos los residuos que deja la contaminac­ión y complement­ar la rutina cosmética con ingredient­es antioxidan­tes mantendrán alejados los signos de la edad por más tiempo.

El deporte tiene muchas ventajas para la piel. La primera de ellas es que gracias a un aporte mayor de oxígeno, ralentiza la aparición de arrugas y el deterioro cutáneo. Asimismo, expulsamos toxinas nocivas del organismo cuando sudamos. Y después de hacer ejercicio descansamo­s mejor, un paso imprescind­ible para el proceso de regeneraci­ón de la piel.

Por otra parte, siempre hay que compaginar el deporte con los demás consejos: no hay que olvidar el protector solar e ir hidratándo­nos con frecuencia.

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M. G. Las pieles maduras necesitan una hidratació­n de la piel mucho más profunda. El ejercicio ralentiza la aparición de arrugas.
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