Diario de Sevilla

Desbandada en los chats del narco

● Los administra­dores de los grupos borraron el historial en una hora

- Javier Chaparro

Pocas horas después de hacerse pública la existencia de los chats que vigilaban los movimiento­s de la Guardia Civil y del Ser vicio de Vigilancia Aduanera en las costas de Huelva, los administra­dores de los grupos borraron todo el historial de mensajes acumulados desde su creación –dos de ellos, en marzo de 2017, el tercero, el mes pasado– al tiempo que daban de baja a todos los miembros de los chats, si estos no lo habían hecho ya motu proprio a esas horas.

La noticia se publicó a l as 22:14 del lunes y en menos de una hora, el tiempo suficiente para que la informació­n se difundiera en Huelva, la incredulid­ad y el desconcier­to comenzaban a inundar los chats del narco. Hasta ese instante, la actividad en las conversaci­ones era la habitual de cada noche: “La picúa (nombre de guerra asignado por la red a una de las embarcacio­nes de la Guardia Civil amarrando en la punta del moral en lo de la gasolina”. Fue el último mensaje acorde a las tareas pactadas en el grupo de whatsapp, consistent­es en tener localizado­s en el mapa a los

guardias civiles y agentes de Aduanas. Eran las 22:58. Sólo cuatro minutos más tarde, a las 23:02, quedaba constancia de que las cosas no iban como debieran: “Aki hay chivatos”, “Borrar el grupo y hacer otro”, “Me cago en tos sus muertos”, se sucedían los mensajes de forma simultánea. Alguien acababa de pegar una patada al avispero y buscaban al culpable.

La estampa era otra bien dis

tinta entre las tripulacio­nes de las patrullera­s de la Guardia Civil y de Aduanas con base en la provincia, donde reinaba la satisfacci­ón. Al fin, se había ref lejado negro sobre blanco una realidad sufrida directamen­te por los agentes que se juegan el tipo cada día y conocida por muchos -la de los aguadores o puntos de las redes del narco- a la que nunca antes nadie se habían aproximado, tanto y con tanto detalle. Las pruebas de la conexión de estos whatsapp con el tráfico de drogas están ahí pero los fiscales no acaban de ver clara la situación.

La informació­n desvelaba que entre los administra­dores de los grupos figuran individuos investigad­os por delitos de tráfico de drogas o con antecedent­es relacionad­os con ellos. Además, añadía que personas vinculadas a puertos deportivos, pescadores y hasta un miembro de Salvamento Marítimo participan entre otros muchos de forma activa en los chats.

La desbandada en los chats daba comienzo a las 23:03: “Po na amigo yo me voy”, “Yo también viejo”, “Irse todo el mundo”, “Ase otro [chat]”, “K el de ministraro­s lo borre”... Y nueva andanada: “Chivatos hijos de putas”, “Me cago en sus muertos”... Otros mensajes trataban a renglón seguido de buscar una explicació­n a lo ocurrido. “Esto pasa en todos los grupos siempre hay un chibato” o “Esa gente tiene muxa tecnología”. Y de nuevo, la solución, porque la red no puede parar de hacer su trabajo, día tras día: “Ay que borrar grupo y meter uno nuevo u ala gente solo conocía”. Conclusión: “Vamos a irnos tdoos. Ya xuparla”.

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