Diario de Sevilla

Casado reniega de Vox y del multiparti­dismo

● El líder del PP tacha de “desastre” el pluralismo político y apela a los simpatizan­tes de Abascal y de Arrimadas para gobernar “sin palos en las ruedas”

- Roberto Pareja

El ex presidente José María Aznar reapareció en el XXV aniversari­o del primer triunfo del PP en unas elecciones generales para volver a criticar a sus sucesores en el liderazgo del partido, Mariano Rajoy y Pablo Casado, por desunir el proyecto de centrodere­cha que él forjó, obviando que él lo tuvo mucho más fácil al estar sumido en esa alternanci­a binaria entre PSOE y PP que pasó a mejor vida con la irrupción de Ciudadanos y Podemos, en primera instancia, y luego (y ahora) de Vox. Un destacado aznarista, Jaime Mayor Oreja, ha alertado incluso del “riesgo de extinción” del PP si no se integra con la ultraderec­ha en una relación casi de iguales.

LA MEDALLA DE AZNAR

El actual PP de Casado se toma estas recurrente­s críticas a la desunión del centrodere­cha y esas medallas que se cuelga el ex presidente del Gobierno de que logró unir a “todo lo que estaba a la derecha de la izquierda” como algo ajeno que no tiene nada que ver con el presente. Un resquemor agudizado en el entorno de Rajoy, sobre todo por la relación privilegia­da que Aznar ha mantenido con los líderes de Ciudadanos, Albert Rivera, y de Vox, Santiago Abascal, a los que ha cuidado con mimo, frente a las críticas que no se ha reservado al proyecto del que nombró como su sucesor en 2003. El sucesor del sucesor, Casado, ha decidido poner tierra de por medio con la derecha a su derecha y para él sería un problema que su candidata a la reelección en Madrid, Isabel Díaz Ayuso, tuviera que beber de la fuente de Vox para mantenerse en su despacho de presidenta regional en la Puerta del Sol. Por eso no quiere que los madrileños se queden mirando al dedo en vez de a la luna el 4 de mayo y ayer pidió el voto a los simpatizan­tes de la formación que lidera Santiago Abascal.

Lógico, de todo punto y matiz. Lo que no cuadra es que Casado reniegue del pluralismo en la vida política. “Yo voy a decir una cosa muy clara, el multiparti­dismo es la peor noticia que ha tenido la democracia española en diez años. Ha sido un desastre”. Son las palabras del presidente del PP ayer en una entrevista con Ana Rosa Quintana en Telecinco.

“Lo peor que le ha pasado a España en los últimos años ha sido la corrupción, el desempleo y cómo nos han vendido a los partidos nacionalis­tas”, fue la réplica que le dio por evidentes alusiones la líder de Cs, Inés arrimadas.

El líder del PP debe añorar las batallas del bipartidis­mo y la ausencia de esa geometría variable que le da mucho más juego a la izquierda, ese “refugio de golpistas y batasunos, de okupas y bolivarian­os” al que su alumna aventajada en Madrid reduce al socialismo de Pedro Sánchez.

TODO EMPIEZA EN MADRID

Casado se afana en dejar claro que la unión de todo lo que está a la derecha del PSOE, “incluidos socialdemó­cratas avergonzad­os”, llegará. Y que todo debe empezar en Madrid. Pero no quiere pasar por el aro de Vox y confía en que gobierne “solo” en la Comunidad de Madrid y pueda ejecutar su programa electoral con “manos libres” y sin “palos en las ruedas” de otros partidos.

Por eso apela a los votantes de Cs y de Vox, enfatizand­o que si se divide el voto de centrodere­cha, “va a seguir gobernando Pedro Sánchez”. Una forma velada de reconocer que si Ayuso debiera comulgar con las ruedas de molino de Vox la ruptura de la unidad de acción, ese juntos pero no revueltos con la ultraderec­ha que Casado escenificó en la moción de censura en octubre, quedaría en entredicho y la china podría cobrar forma de roca en su zapato en su camino por el centro hacia Moncloa.

La candidata de Vox, Rocío Monasterio, hurga en la herida y asegura que tras el 4-M se sentará con Ayuso para “intentar formar un Gobierno”, algo que ve factible e, “si no entra Génova en esta discusión”.

El recelo vive perenne en Génova y en Sol. La relación entre Casado y Ayuso es cordial, pero se está cubriendo de suspicacia. La campaña madrileña es un punto más de fricción entre la baronesa y su mentor. La marca Ayuso trasciende a la de él y el entorno de ésta reclama “autonomía absoluta” ante el 4-M. La geometría multiparti­dista pone ante el espejo de Casado a Vox, que abrirá la campaña en territorio comanche, en Vallecas, un fortín de la izquierda. Cosas del multiparti­dismo, que diría Casado..

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FERNANDO VILLAR / EFE La presidenta de la Comunidad de Madrid y candidata del PP a la reelección, Isabel Díaz Ayuso, ayer con simpatizan­tes en Alcalá de Henares.
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ÓSCAR CAÑAS / EP El candidato del PSOE el 4-M, Ángel Gabilondo, ayer en Móstoles.

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