Diario de Sevilla

ABENGOA, ¿ QUÉ MÁS?

- ALBERTO GRIMALDI

CONFIESO que la capacidad de sorpresa con la gestión llevada a cabo en Abengoa en el último lustro va marcando nuevos límites cada semana que transcurre, cada noticia que publicamos en este periódico con pruebas documental­es de que ha habido una suerte de concurso encubierto sin super visión judicial desde que se levantó en 2016 el preconcurs­o solicitado a finales de 2015, después de que el Banco Santander forzase la destitució­n de Felipe Benjumea como presidente ejecutivo (no lo digo yo, es un hecho probado en una sentencia firme de la Audiencia Nacional).

Consuela saber que mi perplejida­d es compartida. Un lector, presumo que también accionista de la empresa fundada en 1941 en Sevilla, se preguntaba en Twitter respondien­do a un tuit que difundía la última noticia publicada (“Abengoa desvió la liquidez prevista para Abenewco 1 a los acreedores”), cómo es posible que con todo lo que se ha publicado en este diario sobre la compañía y las acciones de sus gestores, la Fiscalía todavía no haya actuado de oficio, ni se debata en el el Parlamento y el Estado mire para otro lado.

Y realmente, en las últimas semanas ha quedado acreditado que los acreedores han gobernado de facto la empresa, ejerciendo un control total sobre la gestión para asegurarse prioritari­amente el pago de intereses y comisiones.

Prohibiero­n elevar beneficios a la matriz del grupo, decidían sobre todo, incluido autorizar un préstamo operativo para las filiales, forzaron una reestructu­ración tras otra para maximizar la obtención de más intereses y más comisiones, hasta acabar por quedarse por com

pleto con una empresa que ya tenían pero vendieron en Bolsa cuando la propia dirección de la compañía ya ponía en duda el rescate mientras se le decía al mercado y a los accionista­s que la empresa remontaba el vuelo.

Todo eso suponen claros indicios de una administra­ción de hecho por parte de los acreedores que, de demostrars­e, conculcarí­a la legalidad.

Pero por más perplejas que estos hechos dejen a las personas que siguen –seguimos– este culebrón financiero, que para miles personas –empleados, proveedore­s o accionista­s– es una pesadilla que les lleva a la ruina, lo cierto es lo que señala ese tuit que decía: aquí ningún poder hace nada. Ni ejecutivo, ni legislativ­o, ni judicial.

Así que la pregunta del tuitero es procedente: ¿qué más hay que publicar? Mi respuesta es clara: todo lo que contrastem­os en la búsqueda de la verdad.

Por más perplejo dejen las pruebas, que indican que se pudo conculcar la legalidad, ningún poder hace nada

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@A_Grimaldi

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