Rechazo vecinal a la ubicación de la estación de bombeo de aguas residuales
◗ ● Se va a situar en un parque cercano a viviendas ● Emasesa niega el impacto que temen los residentes
Vecinos de la zona residencial San José, de Coria, han mostrado su rechazo –con recogida de firmas y escritos a distintos organismos– a la construcción de una Estación de Bombeo de Aguas Residuales (EBAR) en un parque de la calle Tejares, a unos diez metros de las viviendas más cercanas. Se trata de unas obras de Emasesa que ya se han iniciado –el 22 de febrero, con un plazo de ejecución de 43 semanas y 2,5 millones de inversión– y que urgen, porque el objetivo es erradicar el vertido al Guadalquivir, bombeando hacia el colector de Aljarafesa, a lo que obligan las directrices de la UE, con riesgo de sanciones si se incumple.
Los vecinos denuncian que la ubicación de la EBAR, de la que nadie les informó antes, no es la adecuada, en zona urbana consolidada. Además de la pérdida de arbolado, temen que provoque ruidos, olores y vertidos al canal del Riopudio junto al que se ubican sus casas, con riesgo de que aumente caudal o se produzcan problemas de salubridad, al tratarse de “aguas fecales”. Emasesa los descarta. “Los criterios técnicos y económicos nunca deberían anteponerse a la salud y al bienestar de la población”, recogen en el escrito que van a dirigir a la Consejería Agricultura, Ganadería, Pesca y de Desarrollo Sostenible, a la de Salud y a la CHG. También creen que el procedimiento debería contar con un informe de impacto en la salud. Los argumentos y garantías de que no habrá molestias y el compromiso de Emasesa de cuidar el proyecto para minimizar cualquier impacto, que se les trasladó en una reunión el 8 de abril, no les han convencido.
Se da la circunstancia de que es un proyecto que está pendiente desde hace 18 años para mejorar y garantizar el saneamiento de toda la margen derecha del Riopudio, el 12% del área urbana de Coria. Según Emasesa, ha sufrido “mil visicitudes”. Desde el verano de 2018, funcionan dos bombeos provisionales –junto al puente sobre el canal del Riopudio en la calle Caridad y en el polideportivo–, que no son solución a largo plazo.
Requería una ubicación deter
minada, cercana al canal para evacuar agua en caso de lluvia y con posibilidad de disponer del terreno. De acuerdo con los técnicos municipales, ese parque era la única opción viable, aunque admiten que la cercanía a las viviendas no es la situación más deseable. “El compromiso es que la instalación no suponga un problema en la calidad de vida” en el barrio, señala un responsable, que subraya que ya hay EBAR construidas en zonas residenciales, incluso en La Puebla del Río, donde se va a realizar una visita con los vecinos, el martes.
En superficie, supondrá la pérdida del 30% de la zona verde, que se tendrá que ocupar con solería u otros elementos. El grueso de la instalación es subterránea, la única construcción será una caseta, de unos 20 metros cuadrados, pa
ra permitir la entrada de un camión, cada cierto tiempo, para retirar elementos sólidos en suspensión que queden retenidos (como toallitas, compresas o bastoncillos) en la zona de aliviadero al cauce en caso de lluvias.
Pero no habrá agua estancada o sedimentos, porque su función es bombear, que entre y salga agua. El “nivel sonoro” tampoco será un problema, subraya: las bombas están a siete metros de profundidad bajo el agua en una “cántara” de hormigón, de 60 centímetros. Lo que hace ruido en estos casos son los grupos electrógenos, pero cuyo uso es sólo en caso de apagón.
El arbolado de mayor porte no podrá salvarse. Pero Emasesa se compromete a compensar esa pérdida, plantando especies en cualquier otra zona del barrio.