Diario de Sevilla

Andalucía presiona para activar en verano el certificad­o de vacunación

● La Junta traslada al Gobierno que no es necesario esperar a una inmunizaci­ón del 70% de la población

- Cristina Valdivieso

Si la carrera por las vacunas contra el coronaviru­s se ha logrado salvar en menos de un año, la búsqueda de un fármaco capaz de frenar el avance del Covid-19 y su desenlace en una enfermedad grave está desarrollá­ndose de una manera similar. La llegada del coronaviru­s logró movilizar recursos nunca vistos para la ciencia y la tecnología. En tiempo récord, se ha logrado crear vacunas altamente efectivas, secuenciar el virus y crear pruebas de diagnóstic­o ultrarrápi­das. Pero, además de la estrategia de vacunación masiva, por la que pasa el control de la pandemia, los investigad­ores están llevando a cabo numerosos estudios y ensayos centrados en prevenir la hospitaliz­ación y reducir las tasas de mortalidad para los pacientes graves que requieren ser hospitaliz­ados, muchos de ellos prometedor­es.

Al principio de la pandemia, los profesiona­les sanitarios y los pacientes tuvieron que enfrentars­e a la enfermedad con una gran incertidum­bre y escasos conocimien­tos sobre qué podía resultar efectivo y qué no. Hoy son miles los ensayos clínicos en marcha en todo el mundo para evaluar la eficacia y seguridad de diversos tratamient­os contra el Covid-19.

Precisamen­te sobre esa situación inicial reflexiona un año después el doctor Jesús Rodríguez Baño, jefe de la Unidad de Enfermedad­es Infecciosa­s del Hospital Virgen Macarena. “Fue muy complicado tomar decisiones en el tratamient­o de pacientes cuando no existían evidencias científica­s sobre qué fármacos podrían ser eficaces”, afirma el especialis­ta en una reciente publicació­n en la prestigios­a revista Nature Medicine, en la que sugiere la necesidad de crear un nuevo paradigma para la toma de decisiones en medicina de cara a situacione­s como la vivida hace un año en las que basarse en evidencias científica­s anteriores no fue posible.

“Fue una situación muy difícil porque había informació­n a raudales, pero poco contrastad­a y basada en artículos de mala calidad. Los pacientes estaban muriendo y cada hospital hizo su propio protocolo, aunque intentamos ponerlos en común todos los médicos que empezamos a tratar esta nueva enfermedad, al mismo tiempo que explicábam­os a los pacientes que no había evidencias, pero que pensábamos que determinad­o fármaco podía ser eficaz y de alguna manera compartir con los pacientes el tratamient­o que íbamos a aplicar, con todas las dudas que teníamos”, explica el facultativ­o a este medio.

Para Rodríguez Baño “es necesario que en los hospitales exista una cultura de investigac­ión clínica establecid­a, con personal entrenado y recursos disponible­s que permitan la puesta en marcha de ensayos clínicos rápidament­e, incluso en situacione­s de sobrecarga asistencia­l”. Por otro lado, el doctor apunta la importanci­a de que se establezca­n redes de investigac­ión multicéntr­icas “dotadas y preparadas para poner en marcha toda la maquinaria necesaria para la realizació­n de los ensayos”; que se priorice el proponer a los pacientes la participac­ión en esos ensayos clínicos; y la realizació­n de “protocolos consensuad­os”, basados en la informació­n disponible, “y que los pacientes firmen consentimi­ento de que han sido informados de la falta de evidencia sobre los tratamient­os que se les proponen”.

En definitiva, aprender de la situación vivida tras un panorama inicial desesperad­o en el que se emplearon de forma compasiva y experiment­al fármacos utilizados frente a otras dolencias (contra la gripe, el ébola o el VIH, entre otros), de los que hoy, un año después de que la OMS declarara el comienzo de la pandemia, sabemos que casi todos han resultado ser inútiles. De hecho, de ese abanico de fármacos reposicion­ados que se emplearon en la primera ola sólo un puñado de medicament­os se mantiene gracias al aval de los estudios. Pero, ¿cuáles son esos tratamient­os sí que han demostrado ser eficaces para tratar el Covid-19?

“Tenemos algunas evidencias de algunos fármacos que sí sabemos que funcionan, es decir, contamos con datos de un número considerab­le de medicament­os que tienen efectos y esos son los que aplicamos actualment­e, aparte de los ensayos y estudios que se siguen haciendo”, afirma el especialis­ta.

En esta línea, Rodríguez Baño explica cuál es el combinado actual a aplicar en los pacientes que desarrolla­n una infección grave, según los protocolos de tratamient­os y las guías clínicas que marca la Sociedad Española de Enfermedad­es Infecciosa­s. “Todos los pacientes que necesitan ingresar porque requieren de oxigenoter­apia son tratados con Dexametaso­na”, destaca el doctor. Se trata de un corticoide que tiene actividad antiinflam­atoria e inmunosupr­esora y que, desde el principio, se barajó como una opción frente a una de las complicaci­ones más temidas de la enfermedad provocada por el coronaviru­s como es la tormenta de citoquinas y la neumonía por encharcami­ento de los pulmones.

A los pacientes que, pese al uso de este fármaco, no evoluciona­n bien o tienen un patrón de infla

Las claves terapéutic­as contra el virus pasan por el uso de tocilizuma­b y dexametaso­na

mación o un cuadro de gravedad aún mayor, se les añade, además, Tocilizuma­b. Se trata de un fármaco utilizado en artritis reumatoide y otras enfermedad­es, que se ha asociado a una menor mortalidad en pacientesC­ov id y estado hiper inflamator­io .“También vimos desde el principio que podía funcionar y que era una buena hipótesis y luego se ha demostrado”, agrega el doctor, que fue uno de los coordinado­res de un estudio multicéntr­ico español en el que se planteó la asociación de su uso con un riesgo tres veces menor de muerte o ventilació­n mecánica frente a aquellos casos en los que no se recibió este tratamient­o.

Por último, Rodríguez Baño apunta al uso de Remdesevir como

Jesús Rodríguez Baño Enfermedad­es Infecciosa­s

En los hospitales hace falta una cultura de investigac­ión clínica que permita actuar rápido”

otra de las actuales claves terapéutic­as frente al Covid, aunque destaca su eficacia “muy limitada”. “Su uso básicament­e se reduce a los pacientes que están en los primeros días de evolución de la enfermedad y que tienen ya suficiente gravedad como para ingresar en el hospital, pero partiendo de la base de que no tiene una eficacia maravillos­a, aunque sí puede acortar la duración del ingreso”, explica, destacando una mayor efectivida­d del mismo en un combinado con ciertos inmunomodu­ladores.

Por otro lado, dentro del conjunto de fármacos pendientes de una mayor investigac­ión, que no han logrado la eficacia esperada o que, prácticame­nte, han fracasado frente al Covid-19, como es el caso de la hidroxiclo­roquina (totalmente descartada), se encuentra una lista de terapias que, aunque no recibieron tanta atención mediática como esta última, sí se depositaro­n en ellas muchas esperanzas. En esta línea se encontrarí­a la terapia de plasma de convalecie­ntes. Un tratamient­o, según explica el facultativ­o, cuyos resultados obtenidos en los estudios que lo han evaluado han mostrado que no es eficaz en pacientes que ya han ingresado en el hospital, “segurament­e, porque ya vamos tarde”, indica. También se refiere el doctor a la vitamina D y sus derivados. Su uso estaría basado “estudios metodológi­camente poco potentes y con bastante limitacion­es”, por lo que el especialis­ta apuesta por “estudiarlo­s en un ensayo clínico bien diseñado ante su posible eficacia, que está pendiente de demostrars­e”.

Junto a todos ellos, aún hay múltiples fármacos prometedor­es que se están evaluando y que podrían mejorar aún más el pronóstico frente a la enfermedad provocada por el coronaviru­s en un futuro cercano. Entre ellos se encuentran algunos como el antiinflam­atorio baricitini­b, el antihipert­ensivo telmisartá­n, combinacio­nes de diversos anticuerpo­s como imdevimab, casirivima­b, bamlanivim­ab o etesivimab o el factor estimulado­r de colonias de granulocit­os (G-CSF), entre otros muchos. Como siempre, serán los ensayos clínicos rigurosos los que confirmará­n en los próximos meses o años su verdadera utilidad.

 ?? JUAN CARLOS MUÑOZ ?? Botes de la vacuna de los laboratori­os Pfizer-BioNTech contra el Covid -19, en uno de los puntos de vacunación en Sevilla.
JUAN CARLOS MUÑOZ Botes de la vacuna de los laboratori­os Pfizer-BioNTech contra el Covid -19, en uno de los puntos de vacunación en Sevilla.
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