Diario de Sevilla

En-Nesyri, 16 goles para el debate

● El delantero marroquí recuerda a aquella crítica apócrifa sobre Lola Flores: “Ni canta ni baila, no se la pierdan” ● La clase de Carlos Fernández no bastó ante este ávido Sevilla

- Eduardo Florido

El alma contestata­ria, rebelde, inconformi­sta, exigente y hasta caprichosa del sevillismo necesita objetos donde volcar sus decepcione­s. Va para dos años el debate sobre la delantera sevillista, con momentos más o menos álgidos o agrios. Monchi tuvo que poner sus brazos en jarra y decir qué pasa aquí en enero de 2020. Se quitó de encima a Chicharito Hernández y Dabbur y le trajo a Julen Lopetegui a En-Nesyri para darle relevos a De Jong. Más de un año después, el delantero marroquí sigue callando con goles los susurros que quieren volver a hacer sonoro el debate.

En San Sebastián, En-Nesyri marcó su decimosext­o gol en la Liga. Aparece arriba de la tabla de goleadores del campeonato español. En total ya lleva 22 tantos, con los 6 que hizo en la Champions. En el Reale Arena además aguó el intento de rebeldía de Carlos Fernández, el símbolo de la cantera que ha sido tantas veces esgrimido como paradigma perfecto de lo que muchos entienden como una política algo dejada con los de casa.

El delantero de Castilleja de Guzmán (22-05-1996) salió al campo con ganas de alzar su voz. Era su tercera titularida­d consecutiv­a. Tenía la gran ocasión de reivindica­rse, de mostrar su disconform­idad con el trato recibido por un jugador que fue la joya de la cantera. Manolo Conradi, periodista deportivo de raza, lo quiso comparar con Kanouté cuando lo vio siendo cadete. Por su esbeltez, su clase, su forma de conducir y de pisar área, se lo recordaba... Pero Lopetegui no le vio el sitio adecuado, porque Carlos es un delantero híbrido, más 10 que 9, que nunca encajó en su dibujo.

A los cuatro minutos, ya avisó de sus aviesas intencione­s. Blocó Bono. Un minuto después halló el sitio perfecto en el corazón del triángulo duro del Sevilla: FernandoDi­ego Carlos-Koundé. Ocampos, renqueante por un pisotón, no siguió a Elustondo (ahora Aritz), Acuña no llegó a tapar y el centro lo cazó Carlos con su exquisita zurda. A Bono sólo le dio tiempo a ver el balón en la escuadra. El guión perfecto de la revancha...

Pero Carlos Fernández se topó con un Sevilla ávido, fresco, con determinac­ión –valor predilecto de Lopetegui– y con fútbol. El Papu, Suso y Joan Jordán mandaban y En-Nesyri, algo más joven que Carlos (01-06-1997), aparecía aquí y allí, escurridiz­o, como una fina sombra de su desgarbada figura, ora volando como un Pegaso, ora trotando sobre patas de pollo. Con el cerco sobre el área realista, En-Nesyri envió un cabezazo cruzado y picado al palo (11’). Po

En tres titularida­des, Carlos Fernández ha mostrado su casta: un gol y dos amarillas

En plena reacción de la Real, En-Nesyri falló ante Remiro y sufrió una llave de judo impune

co después, tras un paradón de Remiro a Ocampos, Fernando hizo el 1-1 con una sorpresiva aparición en el área (22’). El veterano brasileño ve como nadie esos resquicios. Y dos minutos después marcó En-Nesyri, con la diestra, ágil y rápido, tras un disparo de Ocampos (24’). Aún daría otro cabezazo en el poste el marroquí. El marcador fue corto al descanso.

Luego, llegó la fricción constante de Carlos con Diego Carlos y sendas amarillas a cada uno. El canterano se enrabietab­a y el marroquí vivía al filo del fuera de juego, sufría faltas impunes como la llave de judo que le hizo Zubeldia o tenía una ocasión como la de Neuer en la Supercopa. La falló, pero no hay debate, porque el Sevilla ganó por convicción. Ni canta ni baila, como dicen que dijeron de Lola Flores. Pero no se lo pierdan: En-Nesyri alimenta el sueño.

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