La convicción colectiva
● La duda de Koundé, que ayer tampoco se ejercitó y puede faltar ante el Athletic, no empaña el ímpetu de un Sevilla liberado, tras cumplir su objetivo, en pro de las más altas metas
La autoconfianza se ha instalado en el Sevilla. En la plantilla se respira tranquilidad, seguridad, determinación, energía... Es lo que han venido transmitiendo los profesionales en esta larga semana que concluye en una espera más dulce que tensa antes de que llegue el primer partido después de la obtención del logro: la clasificación para jugar la Champions con cinco jornadas de antelación, casi nada.
Sobre esa seguridad y con el relax absoluto que proporciona en la conciencia el deber cumplido, y bien cumplido, el Sevilla se apresta ahora a disfrutar del fútbol sin dejar de lado que aún tiene el bendito privilegio de luchar incluso por el título de Liga, aunque jugará sabiendo que los tres que van por delante mantienen más o menos las distancias, como ya hicieron ayer Atlético de Madrid –cuántos sevillistas pendientes del partido de Elche no lamentarían el penalti al poste de Fidel– y Real Madrid y es probable que haga hoy el
Barcelona ante el Valencia, aunque sea en Mestalla, fuera de casa. Pero ni siquiera esto preocupa a los futbolistas del Sevilla.
Sus mensajes van por otro camino y ni siquiera el estado físico de Koundé, único futbolista que arrastra molestias y que ayer, por segundo día consecutivo, no se ejercitó con el grupo, inquieta lo más mínimo. “No hacemos ruido, pero sabemos que la posibilidad la vamos a tener”, dijo Ocampos en una entrevista concedida a Diario de Sevilla. Es como una premisa en el interior del vestuario, no hacer ruido, no sacar pecho, no elevar una palabra más alta que otra. “Ir pasito a pasito sin preocuparnos de los demás”, como dijo Suso. O como comentó Rakitic: “La afición puede soñar, nosotros a lo nuestro, el Athletic”... Y en eso andan la plantilla y Lopetegui, que hoy, conociendo ya los resultados de los dos primeros, no se saltará una frase de su habitual guión, en su cautela del respeto siempre al rival inmediato, y que siguen a pie juntillas casi todos sus futbolistas.
Una de las ventajas con que cuenta el Sevilla es la de la frescura mental. Después de los malísimos tragos ante el Barcelona en la semifinal de la Copa del Rey, con la posibilidad de ganar un título en el Estadio de la Cartuja, y el Borussia Dortmund, el grupo que dirige Lopetegui agradeció como agua de mayo el parón de mitad de marzo. Ahí hubo un receso general que sirvió de catarsis colectiva, un alto en medio del camino para reflexionar, detenerse, respirar hondo, coger resuello y mirar lo que