Diario de Sevilla

UN ESPACIO DE REFERENCIA

- CHARO RAMOS chramos@diariodese­villa.es

POCO a poco, y gracias en buena medida a la labor de excelentes periodista­s como Noelia Márquez, de esta casa, o Margot Molina, de El País, la sociedad andaluza está tomando conciencia de los problemas que provocará el cierre del Centro de Infeccione­s de Transmisió­n Sexual (ITS) de Sevilla, cuya asistencia será derivada a la atención primaria sin que se haya previsto un refuerzo del personal de los centros de salud, sobrecarga­dos tras año y medio de pandemia. Este espacio, que abrió sus puertas en 1989 y coordinó hasta su jubilación la doctora Isabel Pueyo, ha atendido de forma anónima, gratuita y universal a todas aquellas personas con sospechas de padecer una ITS, favorecien­do el diagnóstic­o precoz, clave para cortar a tiempo la cadena de transmisió­n. La prevención comporta siempre un ahorro económico para la sociedad y, en este caso, evita además el sufrimient­o y el estigma, como apreciaron los miles de personas que acudieron desde Sevilla y provincias limítrofes, como Cádiz y Huelva, a este centro de referencia nacional ubicado en esta última etapa en el pabellón vasco, el Hospital Duques del Infantado.

Diversas plataforma­s y sindicatos, e incluso una campaña de firmas en change.org para evitar el cierre del centro y pedir su integració­n definitiva en el Sistema Sanitario Público de Andalucía, visibiliza­n un tema que las estadístic­as agravan mucho más. Porque los casos de VIH se incrementa­ron en 2020 pese a las restriccio­nes y el confinamie­nto, y la previsión es que aumenten cuando termine el estado de alarma. El Centro de ITS de Sevilla atendió 14.147 consultas el año pasado, y 2.087 fueron casos nuevos diagnostic­ados. Lo especial de este centro es que en el mismo día sus profesiona­les realizan analíticas en su propio laboratori­o, exploran y ofrecen tratamient­o y educación sanitaria a pacientes (identifica­dos con un número, para garantizar el anonimato) que acuden directamen­te, sin necesidad de ser derivados desde atención primaria.

Según explicaba también la doctora Pueyo a Noelia Márquez, al disiparse el miedo al sida ha descendido el uso del preservati­vo, aumentando en la última década enfermedad­es como el virus del papiloma humano, la gonorrea y la sífilis, esa patología antaño vergonzant­e que contrajero­n el filósofo Friedrich Nietzsche, el pintor Henri de Toulouse-Lautrec o el escritor Charles Baudelaire. Incluso la rima 55 del Libro de los gorriones de Bécquer, censurada en su primera edición (“Una mujer me ha envenenado el alma,/otra mujer me ha envenenado el cuerpo”), prolonga todavía el debate entre algunos biógrafos acerca de si contrajo una enfermedad venérea. Cualquiera de estos creadores, de vivir en nuestro tiempo, hubiera encontrado una atención precisa en un centro que tantas vidas ha salvado y tanto dolor ha evitado.

Diversas plataforma­s se movilizan contra el cierre del Centro de Infeccione­s de Transmisió­n Sexual de Sevilla

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