Diario de Sevilla

Vapuleado por el Barcelona pero certifica la permanenci­a

El Barça pasó por encima del Betis tras un segundo cuarto para olvidar con un 4-33, pero la derrota de Estudiante­s le dio la permanenci­a matemática Feldeine se lesionó en la rodilla antes del descanso

- Pablo Salvago

El Coosur Betis jugará en la Liga Endesa la próxima temporada. No lo selló con una machada para la historia en San Pablo ante el Barcelona. Al contrario. Para la historia se llevó la derrota más abultada en casa al caer por un sonrojante 58-109 –batía el récord de la 2017-18, cuando perdió ante el Lenovo Tenerife por 62109 en la última jornada de liga–, pero el triunfo del Obradoiro ante el Estudiante­s (83-94) selló la permanenci­a matemática para el club sevillano, que desde hoy puede planificar (desde hace una semana en realidad) pensando en que jugará de nuevo en la Liga Endesa. Toca saber más pronto que tarde qué hará el entrenador y, a partir de ahí, moverse rápido en las renovacion­es porque a día de hoy sólo Pablo Almazán tiene contrato asegurado.

La derrota colegial puso punto final a un duro curso en el que la reacción en el último mes y medio le permitió agarrar la salvación. Objetivo cumplido, pero la derrota ante los de Sarunas Jasikevici­us no deja un buen sabor de boca cuando mejor estaba el equipo de Plaza. No fue el día, pero el conjunto bético alcanzó la meta, que es lo importante al fin y al cabo, porque por momentos, especialme­nte tras la derrota en Miribilla ante el Bilbao Básket, se vio todo muy negro. Pero la reacción llegó en el mes decisivo. En abril, cuando empezaban los duelos directos y tras superar al Gipuzkoa, el Estudiante­s y el Obradoiro lo dejó todo encauzado para que el cuadro gallego pusiese la guinda ganando en el Wizink Center.

No arrancó bien el cuadro hispalense, con un Randle muy individual­ista de inicio y un Feldeine que no rascaba bola, bien defendido. Sólo Jordan hacía algo de daño a Davies buscando el uno contra uno y sumando desde la personal, pero era muy poca la producción local ante el vendaval anotador de un Abrines enchufado desde más allá de la línea de los 6,75 metros. Más de cinco minutos tardó Spires en anotar la primera canasta en juego de los verdiblanc­os y Mirotic, desde la personal, puso la máxima renta (8-18). Joan Plaza paró el partido. El toque de atención y, el cambio en el quinteto, surtió efecto y Campbell lideró la reacción verdiblanc­a, botando menos la pelota que su compañero y jugando de forma más directa.

Una canasta del base y un triple de Ouattara redujeron algo la distancia y Jasikevici­us llamó a filas a su tropa. No quería la mínima relajación en su equipo, aunque Ndoye hacía daño por dentro a Pau Gasol y un triple de Campbell sobre la bocina elevó el empate al marcador al final del primer cuarto (21-21), con el Coosur más activo en la primera línea de defensa y atacando con más desparpajo.

Pero fue una ilusión. Fuegos de artificio. Inexplicab­lemente, se fue del partido el conjunto sevillano. Como si ya no hubiese que jugar más. Como si la imagen del club importara poco. Kuric le tomó el

Ante el 17/29 en triples del Barça, el Betis firmó un 4/25 con 19 pérdidas, por seis de los visitantes

relevo a Abrines desde el triple, Claver, casi en una pretempora­da particular, se puso las botas y los puntos empezaron a caer sin reacción alguna de un Betis apagado, que encadenaba pérdida tras pérdida (ocho en este cuarto) ante un Barcelona que se aplicaba en defensa y que disfrutaba en ataque.

En un abrir y cerrar de ojos el Barça abrió brecha. Tras la canasta de Smits, Plaza trató de poner en orden las ideas a sus jugadores tras un parcial de 2-13. Pero de nada sirvió. Encefalogr­ama plano en los verdiblanc­os. Ninguna reacción en la pista y la que tuvo el técnico catalán en el banquillo le valió una técnica al protestar. Una canasta de Ndoye al inicio del cuarto era todo lo que iluminaba a

Al Estudiante­s le queda un partido por jugar y está a dos victorias del Betis ya

un Betis que perdió a Feldeine, lesionado en la rodilla tras un resbalón en la zona. No volvió a jugar ni a salir del vestuario. Mala pinta.

El Betis no reaccionó y al descanso el partido estaba perdido (25-54) tras encajar un 4-33 de parcial. Sólo quedaba, como otras veces, tirar de algo de orgullo, al que le quedara, para al menos hacer trabajar a un rival que en una semana en la que disputaba tres

partidos tuvo un choque plácido en el que pudo recuperar fuerzas ante la poca exigencia que le demandó el equipo sevillano. Mantuvo el pulso y el intercambi­o de canastas en el tercer acto con un Jerome Jordan acertado, pero seguía acumulando pérdidas (19 en todo el choque), los triples no entraban (4/25 en todo el partido, en la línea de la temporada) y el Barcelona veía el aro como una piscina desde el perímetro (17/29). En el tercer cuarto, 2223. Diez minutos sólo de sopor.

Plaza ya ni se levantaba de la silla a dar instruccio­nes. Dejaba pasar los minutos viendo que sus jugadores no cambiaban el paso ni en ataque ni en defensa. Al contrario, bajada de brazos de nue

vo. El speaker trataba de ponerle emoción y gritaba un 2+1 de Spires como si valiese de algo, pero el pescado estaba vendido desde el descanso. Acabó el partido en Sevilla con un Barcelona que no bajó nunca los brazos y demostró un hambre voraz ganando por 30 puntos, 40 y hasta los 51 finales, con Claver punteando un tiro para que Campbell ni lo intentase al final. Camino de los vestuarios para seguir al Obradoiro frente al Estudiante­s para irse a comer con más o menos alivio. Al final, triunfo gallego y, ahora sí, por fin, permanenci­a sellada. En el zurrón y atado, que diría Plaza, aunque tras la derrota contra el Barça seguro que no le quedaban ganas de abrir ninguna botella de cava.

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Pablo Almazán entra a canasta entre Westermann y Brandon Davies.
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FOTOS: F. RUSO / ACB PHOTO

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