Diario de Sevilla

Un disgustill­o gratuito en un curso histórico

● El Sevilla no aprovecha la gran ocasión de ganar por fin en Madrid y meterse de nuevo en la pelea por el título por su tozudo conservadu­rismo

- Eduardo Florido

Se habría puesto a cuatro puntos del Atlético a falta de nueve. Aun ganando no estaría cerca de pelear de verdad por el título. Pero segurament­e no pensarían eso los futbolista­s del Sevilla cuando sufrieron el gol del Real Madrid en el minuto 94. Un error de Fernando en la salida del área, el balón llega a Kroos y su mal disparo da en la bota de Hazard, el hombre caído en desgracia, para que el equipo de Lopetegui vuelva a lamentar su suerte. ¿Pero tiene derecho a lamentar que ésta le diera la espalda como en el Camp Nou, cuando marcó Piqué en el mismo minuto 94? La suerte hay que buscarla...

El Sevilla pecó de conservadu­rismo cuando tuvo el destino de la Liga en sus manos. Partiendo de la base de que es absolutame­nte histórico y digno de alabanza lo que está haciendo Lopetegui, después de apenas parar en verano, es gratuito este disgustill­o que se llevó su afición –y las del Atlético y el Barcelona– por tentar a la suerte cuando ésta le había hecho un guiño descarado. Un guiño seductor que habría hecho del Sevilla un guapo valiente que salía victorioso de Madrid jugándose el Real de Florentino ¡la Liga! Pero este equipo tiene que dar de vez en cuando esos disgustill­os: su entrenador tiene esa forma de concebir el fútbol, a veces especulado­ra, conservado­ra... como queriendo controlar hasta las contingenc­ias de la suerte, el VAR, los rebotes... Todo. Y pagó esa falta de bizarría.

Porque el Sevilla, ya clasificad­o para la Champions y cerca de batir su récord histórico de puntos, tenía poquísimo que perder y mucho que ganar. Y así salió al campo, acogotando a un Madrid herido por su derrota ante el Chelsea. Con las líneas adelantada­s, los sevillista­s se frotaban los ojos ante las largas posesiones de su equipo, mientras el Madrid apenas podía salir. Encima el VAR acertó al anular el gol de Benzema por fuera de juego. Y ahí reculó el Sevilla, o se vino arriba el Madrid, que se suelen juntar las dos cosas. Y se esfumó la gallardía sevillista... hasta que en una faltita a Joan Jordán cantó bingo en la estrategia. El 0-1, de pronto, abría la vía de la gloria.

Pero es su forma de competir: marcar y encogerse como el caracol. El contragolp­e no es lo suyo. Pero de ahí a no salir de su campo en toda la segunda mitad... Ni los cambios en busca de los espacios ni nada. Sólo cuando empató Asensio miró al área rival. Pero este equipo que está haciendo historia no supo aprovechar ni lo más sorprenden­te: que el VAR, de nuevo, jugándose la Liga el Real de Florentino, anulara el penalti a Benzema y decretara el de Militao... ¿Cuándo en la historia volverá a suceder esto? Volvió a marcar, y volvió a encogerse. Y llegó el minuto 94. ¿Otra vez? Sí, otra vez. La ocasión fue única. Ahora seguirán peleando por la Liga los tres de siempre. Ay, esquivar ese guiño del destino.

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Fernando corre a celebrar el 0-1 abrazado por el Papu Gómez.
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FOTOS: BALLESTERO­S / EFE Martínez Munuera, antes de revisar el penalti de Militao.
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Rakitic toma el balón de manos de Ocampos para tirar el penalti.
 ??  ?? Courtois y Bono se abrazan al final.
Courtois y Bono se abrazan al final.

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