Cultivo de marihuana en el Bajo Guadalquivir para la exportación
● La Guardia Civil desmantela una organización que enviaba droga a toda Europa
La Guardia Civil de Sevilla ha desmantelado un clan familiar dedicado al cultivo y tráfico de marihuana, en una operación que ha finalizado con 13 personas detenidas. La organización se dedicaba a cultivar cannabis en las marismas del Bajo Guadalquivir y luego lo enviaban a distintos países europeos. Uno de esos envíos fue detectado por el instituto armado con destino a Italia, a través de una empresa de mensajería.
La operación, denominada Gles20, confirma la actividad cada vez más profesionalizada e industrial de las mafias de la marihuana en la provincia de Sevilla, donde se alojan algunos de los principales productores de esta droga en Europa. La banda desmantelada en esta investigación operaba en varias localidades, como Los Palacios y Villafranca, las pedanías de El Trobal y Los Chapatales y la aldea de Pinzón, perteneciente a Utrera. Doce de los detenidos son españoles y el decimotercero es de nacionalidad rumana. A todos ellos se les imputan los delitos de pertenencia a organización criminal, tráfico internacional de estupefacientes, blanqueo de capitales y defraudación del fluido eléctrico.
En total se han intervenido 800 plantas de marihuana, 30 kilos de cogollos envasados al vacío y dispuestos para su envío, 130.000 euros en metálico, una balanza de precisión, una máquina envasadora industrial, un dron, un ordenador portátil, cinco vehículos de alta gama y 13 teléfonos móviles. En la fase final de la operación se realizaron siete registros domiciliarios.
La investigación se inició en noviembre de 2020, cuando la Guardia Civil detectó el envío de 22 kilos de marihuana a Italia. El envío se hizo desde Dos Hermanas a través de una empresa de mensajería. A partir de ahí, los agentes descubrieron que estaban ante una organización de carácter familiar muy jerarquizada.
La organización funcionaba de dos formas. Por un lado tenía cultivos propios que dejaban en manos de terceras personas. Y por otro contaba con una red de cultivadores a los que les compraba las plantas una vez acabado el proceso de crecimiento. Después las transportaban hasta unas instalaciones con toda la maquinaria necesaria para despalillarlas y envasar los cogollos