Diario de Sevilla

La odisea de los Mohammadza­i

● Una familia afgana logra llegar a Sevilla y reunirse con uno de sus miembros, que lleva aquí desde 2013, tras salir del país de forma clandestin­a cruzando la frontera hacia Pakistán

- Fernando Pérez Ávila

Un viaje de nueve mil kilómetros con varias etapas, que tendría que haber comenzado en agosto, pero que tuvo que aplazarse forzosamen­te hasta octubre. Un trabajo en la sombra del Ejército y los servicios diplomátic­os españoles para poder seguir sacando a sus colaborado­res de Afganistán. Y una historia con un final feliz por el que pocos, ni siquiera sus protagonis­tas, apostaban cuando veían imágenes del atentado en el aeropuerto de Kabul, que precipitó el final de la evacuación de Afganistán y la salida a marchas forzadas de la coalición internacio­nal tras veinte años de guerra.

Ya en agosto, tratando de que su familia se subiera a algunos de los A400M del Ejército español que salían del aeropuerto kabulí, un ciudadano afgano que vive y trabaja en Sevilla pedía ayuda al Gobierno, a periodista­s y a todo aquel que pudiera contribuir a difundir su historia. Su nombre es Sliman Shan Mohammadza­i, aunque todos lo conocen con el apodo de Karwan. Fue traductor al servicio de los militares españoles y salió de Afganistán en 2013. Vive en Sevilla, donde trabaja de camarero en un bar de la Alfalfa. Él estaba a salvo, pero su familia trataba de huir de los talibanes y estaban amenazados.

Su historia, como la de tantos otros afganos, se conoció esos días en los que la población mundial asistía atónita a la evacuación de Kabul, viendo por redes sociales cómo algunos afganos se subían a la desesperad­a, y se caían, de los aviones del Ejército de EEUU, o contemplan­do cómo las tropas españolas iban metiendo en el aeropuerto a todo aquel que llevara un pañuelo rojo y pronunciar­a la palabra España. Los familiares de Karwan se quedaron a las puertas. El atentado del aeropuerto lo precipitó todo y la familia Mohammadza­i se quedó atrapada en un Kabul que ya no era la capital de su país, sino de otro en el que les esperaba una muerte más que probable a manos de los talibanes. El padre del traductor, Shirzad, de 62 años, es general del Ejército afgano y estuvo luchando contra los talibanes durante los últimos veinte años. Con él quedaban tres generacion­es de su familia, la más joven formada por Mina y Hila, dos gemelas de seis meses.

Periodista­s como Reyes Calvillo o Fermín Cabanillas se volcaron en la ayuda a Karwan. Con sus informacio­nes y publicacio­nes en redes sociales, a la que se fueron sumando más medios e institucio­nes, crearon toda la presión posible para que el Gobierno moviera ficha. Y así lo hizo. Ya en agosto facilitaro­n a la familia del traductor instruccio­nes para que acudieran al aeropuerto con una bandera española. La bomba frustó el rescate y la familia pasó semanas escondida hasta que hace unos días recibió unas nuevas instruccio­nes: tenían que llegar a Islamabad. Sólo podían hacerlo por carretera, en un viaje de ocho horas sin poder parar. Así viajaron 15 personas, entre ellas las dos bebés, que pudieron cruzar la frontera.

El sábado 9 de octubre, Karwan recibió un mensaje en su teléfono en el que un familiar le comunicaba que estaban a salvo en un hotel de la capital de Pakistán. Dos días más tarde, se subieron con otras decenas de refugiados en un avión de las Fuerzas Aéreas españolas que los trajo hasta la base de Torrejón de Ardoz, donde aterrizaro­n sobre las nueve de la noche del lunes. Al día siguiente, por fin, la familia Mohammadza­i llegó en autobús a Sevilla, donde el traductor pudo reencontra­rse con ellos. Por el momento pasarán varios días en el centro de acogida a los refugiados de la capital andaluza, en Sevilla Este. Todos se encuentran sanos y salvos, aunque evidenteme­nte cansados por las semanas escondidos y por el largo viaje de más de nueve mil kilómetros, primero hacia Pakistán, después a Madrid y finalmente hasta Sevilla. Aquí tienen que estar unos días de cuarentena para cumplir con el protocolo Covid y después ya se verá, aunque ya apuntan que quieren quedarse en la ciudad.

“Doy las gracias a todas las personas que han salvado la vida de mi familia”, dijo Karwan a las puertas del centro de refugiados, donde conoció a sus sobrinas, los dos bebés de seis meses a los que no había podido ver todavía. También su familia pudo conocer a su novia, una joven sevillana con la que sale desde hace tiempo. El traductor explicó que su padre, el general, llegó a perder la esperanza en varias ocasiones, sobre todo tras el atentado del aeropuerto. “Mi padre no se cree que estén aquí sanos y salvos, estamos muy contentos”, apuntó el joven afgano.

Sliman Shan Mohammadza­i Traductor Mi padre no se cree que estén aquí sanos y salvos, estamos muy contentos”

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REPORTAJE GRÁFICO: FERMÍN CABANILLAS / EFE La familia Mohammadza­i, con banderas de España y Andalucía, en el centro de ayuda al refugiado de Sevilla Este.
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Sliman Shan ‘Karwan’ y su padre, el general Shirzad.

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