Diario de Sevilla

LA BANALIZACI­ÓN DEL ABORTO

- EDUARDO OSBORNE

LO peor del proyecto de ley que ha presentado el Ministerio de Igualdad, a través de su titular, Irene Montero, no es el contenido en sí mismo, sino esa forma, entre adolescent­e y desenfadad­a, de enfocar asuntos verdaderam­ente serios, donde entran en colisión valores como la libertad, la salud o nada menos que el derecho a la vida. El aborto, se mire como se mire, representa siempre la historia de un fracaso, y más allá del interminab­le debate sobre su permisivid­ad, más ética que legal, deja el desagradab­le rastro de la derrota, por mucho que desde cierto feminismo posmoderno en auge se nos quiera vender a toda costa como un triunfo.

Personalme­nte no estoy a favor del aborto libre, más por una cuestión de responsabi­lidad que por otra cosa, pero sí creo que, como en todos los países de nuestro entorno, es un tema que debe estar regulado, para lo bueno y para lo malo. Y me gusta leer y escuchar las razones de quienes, desde otras perspectiv­as también interesant­es (la de Carmen Camacho ayer en estas líneas, sin ir más lejos), justifican su tratamient­o legal, pues es evidente que no todos los casos son iguales, y bajo el rico manto de la rectitud y las buenas costumbres no pocas veces se esconde la doble vara de medir de la hipocresía.

Lo curioso de la variante española es que era este un asunto aparenteme­nte solventado, que tampoco parecía estar en los primeros puestos de la lista de problemas de los ciudadanos. Así lo parecía con la ley de supuestos del 85, o incluso con la de plazos de 2010, que ni siquiera un PP con mayoría absoluta se atrevió a tumbar, dejando en la cuneta aquel proyecto mucho más restrictiv­o de Ruiz-Gallardón, endosándol­e el problema vía recurso al Tribunal Constituci­onal quien, por cierto, todavía no ha dictado su sentencia… ¡doce años después!

Ahora, cuando el país se encamina a una nueva crisis de deuda y problemas de todo tipo surgen por doquier, aparece sonriente y pizpireta la ministra, como quien se ha escapado de una clase de Bachillera­to, para anunciarno­s como si tal cosa que a partir de ahora cualquier muchacha de dieciséis años podrá abortar sin el permiso paterno. ¿De verdad se ha discutido el tema en el Gobierno con la seriedad que un asunto de esta gravedad requiere? Si no fuera por la ristra de frustracio­nes y desengaños que pueden derivarse de decisiones como esta, sería para mandarla de vuelta directamen­te al instituto.

El aborto, se mire como se mire, representa siempre la historia de un fracaso, deja el desagradab­le rastro de la derrota

 ?? ?? www.paisajeurb­ano.org
www.paisajeurb­ano.org

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain