Diario de Sevilla

EL PP VA BIEN, PERO...

- PILAR CERNUDA

LAS encuestas alegran la vida a Feijóo, le auguran buen futuro y alguna apunta que se convertirá en el seguro sucesor de Sánchez. Ha iniciado su carrera nacional con buen pie, ha insuflado ánimo y entusiasmo a un alicaído PP, y la cita más próxima, las elecciones andaluzas, aparenteme­nte reforzarán la marca. Moreno se mantendría en el Gobierno andaluz, quizá sin necesidad de incluir a Vox, y podría dar la puntilla al sanchismo. Que no atraviesa su mejor momento, porque la falta de política de Estado, la coalición con Podemos y las alianzas con partidos indeseable­s que chantajean con éxito al presidente del Gobierno están provocando desencanto en gran número de socialista­s.

En este escenario positivo para el PP, hay que moverse con la máxima prudencia, porque cualquier error sirve al adversario para descalific­ar sin piedad al recién llegado a la política nacional. Feijóo ha acertado al apoyar políticas de Estado que, si no fuera por ese apoyo, colocarían a España en una situación imposible, económica, política e institucio­nalmente. Y ha acertado al dar un empujón a los asuntos pendientes que Casado tenía bloqueados, como los congresos regionales, las negociacio­nes sobre la renovación de las institucio­nes o contar con dirigentes solventes que Casado había descartado.

Pero… Hay peros. Feijóo aún no se había instalado en Madrid y abrió un melón que ha provocado polémica entre sus posibles votantes y ha alentado a Vox. Mencionó la palabra “nacionalid­ad” en el Cercle Catalán, ninguna locura, aunque habría sido convenient­e explicar a su equipo la posición exacta del partido ante el eterno debate entre nacionalid­ades y nación. Elías Bendodo, uno de los vicesecret­arios más potentes del nuevo PP, se hizo un lío que al menos tuvo la humildad de reconocer y corregir de inmediato, pero ha incrementa­do la polémica y dado más munición a los adversario­s del PP, que están a la que salta para arremeter contra Feijóo. No es lo mismo ser dirigente autonómico que nacional, ni gobernar una región que aspirar a gobernar un país. A Feijóo no se le han dado ni cien días de tregua, pero él sabía que no se los iban a dar, porque por primera vez Pedro Sánchez tiene enfrente a un dirigente más sólido que él, con más experienci­a que él, con más principios con él, y con más sentido patriótico que él. Un peligro para quien es capaz de cualquier cosa con tal de seguir siendo presidente.

Por eso Feijóo y los suyos deben medir hasta la exageració­n sus palabras y gestos, y pensárselo muy bien antes de anunciar cualquier decisión. El futuro del PP de Feijóo, y de toda España, depende de que Feijóo y su gente extremen la cautela.

Bendodo se hizo un lío que tuvo que rectificar, pero que ha dado más munición a los adversario­s del PP

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