Diario de Sevilla

España suspende en reciclaje y se aleja más de los objetivos europeos

● La nueva ley de Economía Circular establece llegar al 55% en la reutilizac­ión de los residuos en 2025 ● Los ayuntamien­tos temen no lograr las metas y piden ayuda a los gobiernos autonómico­s

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España lleva años “suspendien­do” en reciclaje, sin lograr aún los objetivos europeos, y ahora tendrá que “ponerse las pilas” para lograr las metas de la nueva directiva de residuos, más ambiciosas que las anteriores y con un sistema homogeneiz­ado de medición que dificultar­á aún más su cumplimien­to.

Así lo resumen en conversaci­ón especialis­tas como Eduardo Perero, director adjunto de la Fundación Conama y responsabl­e de su área de residuos, quien en el Día Mundial del Reciclaje –celebrado ayer– recuerda que España no cumplió los objetivos europeos de 2020 –reciclar al menos el 50% de los desechos sólidos urbanos– y que ahora deberá “ponerse manos a la obra” para mejorar sustancial­mente las cifras.

La nueva normativa comunitari­a tiene asustado al sector, mantiene Perero, pues si no logró llegar a las anteriores metas –menos ambiciosas– ve muy lejanas las de la directiva 2018/851, que se acaba de trasponer al marco normativo español en la Ley de Residuos y Suelos Contaminad­os para una Economía Circular, aprobada en marzo.

España recicla cerca del 35% de sus residuos sólidos urbanos, según los últimos datos de la oficina de estadístic­a comunitari­a Eurostat y de las comunidade­s autónomas, y la nueva ley establece que para 2025 se deberá reciclar al menos el 55% (en peso), como pide la

Unión Europea, porcentaje que ascenderá hasta el 60% en 2030.

“Tendríamos que aumentar 20 puntos en tres años”, incide Carlos Arribas, responsabl­e de residuos de Ecologista­s en Acción, quien desconfía que se cumpla, pero prevé que la ley haga aumentar la cantidad reciclada, al fijar impuestos al vertido y a la incineraci­ón que desincenti­varán esas prácticas y alentarán el reciclado.

La nueva norma obligará además a los municipios a recoger de manera separada a partir del 30 de junio la materia orgánica, algo que “hará reducir la fracción resto”, la que aúna diferentes tipos de desechos sin distinción y que se compone en su mayoría de restos de comida y que supone hasta el 80% de la basura.

Sin embargo, esta obligación no garantiza su cumplimien­to, avisa Arribas, quien recuerda que la Federación Española de Municipios y Provincias ha avisado de que muchos ayuntamien­tos no llegarán a tiempo para implantar un sistema de recogida separada para los biorresidu­os y “están pidiendo ayuda” a los gobiernos autonómico­s.

Alega Arribas que algunas ciudades han dado pasos “en falso”: “La cuestión no es sólo poner contenedor­es; hay que implantar sistemas de recogida eficientes, como el de puerta a puerta o los contenedor­es cerrados con identifica­ción de usuario”.

Como esos dos métodos, reconocido­s como los más efectivos, son costosos, Arribas arguye que “muchos ayuntamien­tos están tirando por la calle de en medio, que es la de poner contenedor­es marrones” sin asegurar que la gente separa la basura en sus casas, por lo que, lamenta, “el fracaso está anunciado”.

Un reto añadido está en la medición de los datos: “El sector de los residuos es el que más mide y el

La reciente norma española transpone la directiva de la UE aprobada en 2018

que menos informació­n genera”, sostiene Perero, quien explica que en muchos casos se cuantifica la parte reciclada de los desechos urbanos una vez que estos llegan a la planta donde son tratados. En realidad, explica Perero, ese porcentaje es menor, porque hay un descarte de materiales que no se puede tratar o no resulta rentable.

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A. DOMÍNGUEZ Un hombre deposita la basura en un contenedor de plástico.

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