Diario de Sevilla

HAY QUE DARLE SALIDA AL PARGO...

- ▼ CARLOS NAVARRO ANTOLÍN cnavarro@diariodese­villa.es

CUENTAN que un pionero del cáterin, palabra horrorosa donde las haya pero que hemos terminado tragándono­s como las aceitunas fritas, era muy claro a la hora de dar las indicacion­es a los empleados. Cuando los jóvenes camareros planteaban al jefe la necesidad de comenzar a sacar el jamón y olvidar las puntas de anchoa sobre medio tomatito cherry recibían la siguiente respuesta: “Nada, nada. Dadle salida al queso, otra vuelta más, dadle salida al queso”. Recordaba las directrice­s de aquel maestro, siempre enchaqueta­do y señorial, al comprobar el afán que tienen tantos metres por ofrecerte el pargo en esta cuesta de febrero que ahora empieza, que es la cuesta dura de verdad, que enero se lleva la fama y febrero... se come el pargo. O lo que es peor, el parguito, que ya se sabe que el diminutivo es el heraldo de lo peor. Desconfíen de la gente que solo bebe Coca-Cola doble zero y de quienes les inviten a un flamenquit­o, una cenita o una tarde de playita o piscinita. Eso es terrible. Naturalmen­te debe estar usted preparado para que le ofrezcan el pargo para dos “que pueden comer tres”. Mentira, un falacia, un engaño. La clave es que le atiborrará­n a entradas insulsas y después recibirá una pequeña diócesis del pobre pargo con alguna guarnición de verdura en la que siempre destaca una coliflor diminuta que, oh casualidad, siempre cae del revés al ser emplatada. El pargo es al duro febrero lo que el fletán a aquellos años de Telesur donde nos informaban de la crisis del 92, cuando nos enteramos de que las raciones de mero, rosada y otros pescados eran directamen­te... fletán. Pues ahora hay que darle salida al pargo como al queso en aquellas recepcione­s. El pargo es hoy como aquella corvina que le ofrecieron en verano a un reconocido artista, con el correspond­iente diminutivo de la “corvinita”, y el buen hombre respondió: “La corvina que lleva colgada en la vitrina desde el Martes Santo y me ha tosido cuando he ido al servicio”. Y era cierto. Cuidado con las sugerencia­s del día porque no es que sean de antes de ayer, es que pueden ser del tiempo litúrgico anterior, que no es precisamen­te lo mismo. No es tiempo de pargo, porque le están... dando salida. Y eso es peligrosís­imo. No hay que emborracha­rse en la primera taberna ni meter la mano en todas las bandejas de queso que salen al inicio del canapé. El pargo tiene mucho peligro en este tiempo de inf lación, en este febrero que en breve nos permitirá otear la primavera. Tengan cuidado ahí fuera... con el pargo. Tiene más peligro que el indicativo S/M en la carta de precios. “Según mercado”. En tiempos de dudas, tabernero de cabecera. Como el médico.

Cuidado con el pargo, al que hay que “darle salida” porque es de obsolescen­cia programada en la cuesta durísima de febrero

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