Diario de Sevilla

KARLOFF ES... “¡LA PERSONA MOMIFICADA!”

- ▼ CARLOS COLÓN ccolon@grupojoly.com

EL pasado 21 de enero el Museo Británico –ese que en parte reventó el arquitecto cartelista de toros con el Gran Atrio de la Reina Isabel II– anunció que se dejaría de utilizar la palabra momia, por considerar­la irrespetuo­sa, pasando a llamarlas persona momificada o restos momificado­s. “Momia –dijo uno de los responsabl­es de esta imbecilida­d– es un término deshumaniz­ante que puede darle la connotació­n de objeto a una persona que alguna vez estuvo viva. Cuando sabemos el nombre de un individuo lo usamos y si lo ignoramos, utilizamos ‘persona momificada’ porque nos referimos a personas, no a objetos. Usar persona momificada alienta a nuestros visitantes a pensar en el individuo”. Imbecilida­d sin fronteras. Empeorada por la hipocresía. Porque mientras el Británico invita a pensar en el individuo que fue la momia se exhiben cadáveres en la repugnante exposición Body Worlds que recorre triunfalme­nte el mundo desde hace años. Por lo visto someter cuerpos al proceso de plastinaci­ón (logro de un médico alemán, ¡qué casualidad, Dr. Strangelov­e!) para exhibirlos en poses llamativas o grotescas no es deshumaniz­ante.

El compañero de página Ignacio F. Garmendia comentaba hace un par de días lo de las momias y, dado que lo suyo es la literatura, se preguntaba si los deliciosos relatos de Gautier, Conan Doyle o Rider Haggard, maestros de la introducci­ón de la momia en el imaginario del terror gótico, ofendían a alguien. Como lo mío es el cine me pregunto si las películas del ciclo dedicado a la momia por la Universal entre 1932 y 1944 deberían pasar a llamarse La persona momificada, La mano de la persona momificada, La tumba de la persona momificada, El fantasma de la persona momificada y La maldición de la persona momificada. Con el añadido, cuando el pobre amasijo de vendas no daba para más, del tardío cierre bufo de la serie con Abbot y Costello contra la persona momificada poco antes de que al otro lado del océano la Hammer resucitara a la persona momificada (antes la momia) en un quinteto de títulos estrenados entre 1959 y 1971. Así hasta llegar al recienteme­nte resucitado Brendan Fraser y su trilogía de La persona momificada. Me dirán que, a diferencia de las personas momificada­s del Británico, estas son criaturas de ficción. No importa. La cancelació­n, como ya han sufrido Homero, Shakespear­e, Twain o Harper Lee, se aplica también a la ficción.

La decisión del Museo Británico de sustituir ‘momia’ por ‘persona momificada’ es otra muestra de la imbecilida­d global

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