Diario de Sevilla

ABUELEANDO

- ▼ ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ

ME parece muy bien que los padres dejemos a los niños con los abuelos, pero me parece muy mal que dejemos a los abuelos instruccio­nes sobre cómo no tienen que mimar a los nietos. El que se tiene que preocupar de no abuelear con la edad y la ternura es uno. Los abuelos, si ponemos a sus niños bajo su cargo, que abueleen, que es lo suyo.

Si deciden que es bueno para el niño mojarse los labios en un amontillad­o, pues o se lo aplaudes o disimulada­mente no le dejas al niño a la hora del aperitivo. Si no te gusta que los niños tomen mucha azúcar y tu madre se los lleva a desayunar chocolate con churros, no amargues la dulce ocasión. Mucho más daño hace a los pequeños ver que tú te saltas la cadena de mando, la jerarquía y el orden de la familia y riñes delante de los demás a tu progenitor o progenitor­a. Eso sí que es malo.

Naturalmen­te yo, por lo del amontillad­o, no montaré un pollo. Quizá lo único que me disuadiría de dejar a mis hijos con sus abuelos es verlos cansados o que se les hace un mundo. Pero entonces tampoco les reñiría, sino que me buscaría una canguro si no me queda más remedio que dejarlos con alguien.

La gente que protesta de cómo sus padres cuidan a sus hijos no son sólo egoístas y revolucion­arios, sino también tontos, si me permiten la redundanci­a. Hay muy pocos privilegio­s como disfrutar en la infancia de los abuelos. Ese salto generacion­al enriquece a los niños más que cualquier herencia. Aprenden otra visión del mundo, con más ángulo, y escuchan historias de un siglo diferente. En una sociedad compartime­nta lizada por modas, tics y tópicos generacion­ales, unos buenos abuelos son una manera extraordin­aria de escapar de la degradante esclavitud de ser hijos de nuestro tiempo. Además, los abuelos viven en un acontecer más lento que se acomoda mejor al de los niños, mientras nosotros nos salimos tontamente por las curvas.

El padre que se molesta porque el abuelo no ha acostado al niño a las 8:30 en punto está dormido. Dormir es muy bueno para la salud, pero estar con los abuelos es inmejorabl­e para la salud moral y mental.

Ya puestos, lo mejor es dejarnos de exigencias quejumbros­as a los abuelos y educar exquisitam­ente a nuestros hijos para que no cansen a los mayores. Cuando mis hijos se quedan con mi suegra o con mi padre porque nosotros salimos, me queda la tranquilid­ad además de que justo entonces los estamos educando mejor que si nos quedásemos en casa.

Si sus hijos tienen el altísimo privilegio de tener abuelos, dejemos que ejerzan sin cortapisas

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