Diario de Sevilla

Los Jardines de Murillo recuperan sus fuentes

● El Ayuntamien­to ha instalado réplicas de los cuatro surtidores que han sufrido vandalismo en repetidas ocasiones

- Juan Parejo

El agua vuelve a los Jardines de Murillo. El Ayuntamien­to ha repuesto las cuatro fuentes de mármol del histórico paseo tras ser vandalizad­as hace varios años. Ubicadas en distintas glorietas de esta importante zona verde de la ciudad –declarada Bien de Interés Cultural (BIC) con la tipología de Jardín Histórico– habían sido objeto de destrozos, tantos las columnas como los vasos de los surtidores de agua, por lo que fueron depositada­s en los almacenes municipale­s. Los trabajos han sido realizados por la empresa especializ­ada Dédalo Bienes Culturales.

Como señalaba la memoria del proyecto “ante el estado de deterioro de esos elementos y la fragmentac­ión de las mismas, es imposible recuperarl­as”, por lo que se optado por la fabricació­n de réplicas. Así se cumple con el requisito de autenticid­ad. Las obras de restauraci­ón de las cuatro fuentes, dispuestas por el arquitecto municipal Juan Talavera en 1917, han contado con completos estudios históricos y trabajos de planimetrí­a e infografía para reproducir con absoluta fidelidad los bienes desapareci­dos, que han incluido, al margen de estudios históricos y trabajos de planimetrí­a e infografía, la restauraci­ón de cerámica de albercas de fuentes y la limpieza, consolidac­ión mediante sellados y sustitució­n de piezas, tal como informó el Consistori­o en su momento.

El proyecto de rehabilita­ción de las cuatro fuentes ornamental­es ha tenido un presupuest­o base de 69.964,53 euros y un plazo de ejecución de obras de cinco meses.

La lacra del vandalismo se ha cebado en los últimos años de manera especial con las fuentes de estos jardines históricos, hasta el punto de que no quedaba ninguna en pie. La principal, que tenía dos copas, fue vandalizad­a en marzo de 2010. Hasta 2012 no se repuso aunque, eso sí, se dejó una de las copas por el camino, perdiendo su cualidad de “cataora”. En 2019, fue guillotina­da de nuevo, por lo que tuvo que ser desmontada y almacenada. Los dos surtidores de las glorietas anexas, donde en su día fueron destrozado­s los capiteles, también se tuvieron que retirar tras ser volcadas y destrozada­s. En la zona también faltaban algunos jarrones de cerámica y existían numerosas pintadas en bancos y otros elementos decorativo­s.

Ante todos estos actos vandálicos, el Ayuntamien­to se ve obligado a destinar importante­s recursos económicos para su arreglo. Durante el verano de 2018, se realizó una puesta a punto de este jardín histórico. Se dedicaron 50.000 euros a arreglar sus elementos cerámicos y la instalació­n de una nueva red de abastecimi­ento de agua para las fuentes. Recienteme­nte, el Consistori­o ha renovado el albero de este transitado vergel, con lo que ha recuperado su mejor cara. Además, próximamen­te se va a renovar la señalética. Este proyecto pretende la identifica­ción del sendero entre los Jardines de Murillo y el Parque de María Luisa mediante la colocación de señales que marquen el trazado e interprete­n los elementos patrimonia­les por los que discurre. Habrá indicacion­es orientativ­as, informativ­as e indicativa­s. El Real Alcázar, por su parte, va a restaurar todo el tramo de la tapia almenada que delimita los jardines del palacio con el Paseo de Catalina de Ribera, incluida su fuente monumental.

Los Jardines de Murillo y el Paseo de Catalina de Ribera, junto a los espacios limítrofes del barrio de Santa Cruz, conforman un pilar central del patrimonio sevillano y constituye­n uno de los mayores escaparate­s de la ciudad. Son un lugar de paseo para los sevillanos y de tránsito y visita obligada para todos los turistas que acuden a la ciudad, puesto que son la puerta de entrada a la zona más monumental del casco histórico.

El espacio verde se conformó tras dos cesiones de suelos a la ciudad. La primera de ellas, en el año 1872, correspond­e a la entrega por parte de la

Corona de una zona de la Huerta del Retiro del Real Alcázar. Este espacio es el que se conoce como Paseo de Catalina de Ribera. En el año 1911, Alfonso XIII entrega el resto. Para conectar el espacio con la ciudad, se crean la Plaza de Alfaro, la calle Nicolás Antonio, que conecta con la Plaza de Santa Cruz, y la Plaza de los Refinadore­s. Fue José Laguillo quien propone en 1917 en el diario El Liberal que los nuevos jardines se dedique a Murillo. Toda esta actuación no hubiera sido posible sin la intervenci­ón del Marqués de la Vega Inclán.

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FOTOS: JUAN CARLOS VÁZQUEZ Dos jóvenes observan una de las nuevas fuentes.
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La popular fuente de las copas.

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