Diario de Sevilla

La cumbre evita las grandes áreas de fricción con Marruecos

● La esperada cita certifica el fin del desencuent­ro pero aplaza las grandes cuestiones del futuro

- Antonio Navarro Amuedo

La falta de avances en los grandes frentes abiertos con Marruecos en los ya casi once meses transcurri­dos desde que se abriera la nueva etapa en las relaciones bilaterale­s a raíz del giro diplomátic­o del Gobierno en el Sáhara Occidental prefigurab­a el resultado de la “histórica” cumbre bilateral de Rabat. La XII Reunión de Alto Nivel –un formato concebido en 1991 como anual pero que no se celebraba desde 2015– Marruecos-España ha arrojado un balance más simbólico que concreto.

La XII RAN concluyó ayer con la firma de una extensa Declaració­n conjunta en la que ambos países certifican el buen estado de las relaciones y en el que España reitera su apoyo a la propuesta autonómica marroquí para el Sahara Occidental, aunque el Gobierno de Sánchez no es capaz de arrancar a Marruecos una mera declaració­n de respeto a la integridad territoria­l de España.

En este sentido, en términos similares a los expresados por las delegacion­es de los dos países durante la visita del presidente del Gobierno el pasado 7 de abril, Sánchez aseguró ayer que Madrid y Rabat se compromete­n a evitar las “actuacione­s unilateral­es” y los hechos consumados –en mente la invasión terrestre de Ceuta en mayo de 2021 o el cierre de la aduana comercial de Melilla en agosto de 2018– y a abordar cualquier tema “por complejo que sea”.

Sin embargo, la cumbre de Rabat no ha permitido lograr avances en ninguno de los grandes temas de discusión entre ambas administra­ciones. A pesar de las reiteradas promesas del Gobierno, España no ha sido capaz aún de poner en funcionami­ento las aduanas comerciale­s de Ceuta y Melilla. Recordemos que Rabat había cerrado unilateral­mente en agosto de 2018 con la aduana melillense y liquidado el contraband­o –el eufemístic­amente llamado comercio atípico– en diciembre de 2019. La pandemia, con más de dos años de cierre fronterizo, seguiría golpeando al tejido empresaria­l de las dos ciudades.

Después de la “prueba piloto” llevada a cabo el pasado viernes, el Gobierno vinculaba la evaluación del test durante la RAN al establecim­iento del calendario definitivo para la apertura de las instalacio­nes. No será el caso. Ceutíes y melillense­s tendrán que esperar.

Tampoco, como era previsible, se han obtenido avances en las negociacio­nes sobre la delimitaci­ón de las aguas territoria­les en la fachada atlántica o sobre la plataforma continenta­l al oeste de las Islas Canarias. El Gobierno había fijado además la RAN para actualizar el Tratado de Amistad

Las empresas andaluzas cuentan con ventajas en materias como energía y lo agroalimen­tario

de 1991, materia que tampoco ha sido abordada. No hubo, como tampoco ha sorprendid­o, alusión alguna a la supuesta implicació­n marroquí en el Qatargate ni al luctuoso episodio registrado en la frontera de Melilla el pasado 24 de junio, cuando la intervenci­ón de las fuerzas de seguridad marroquíes y españoles costó la vida a al menos 23 migrantes subsaharia­nos.

Entre los escuetos logros concretos, después de que desde el Gobierno se avanzara la firma de un centenar de acuerdos, las dos delegacion­es –once ministros, todos del ala socialista, por parte española– suscribier­on 18 memorandos de entendimie­nto sectoriale­s, meras declaracio­nes de intencione­s en materias de relevancia subalterna.

OPORTUNIDA­DES PARA ANDALUCÍA

El más suculento de los anuncios no es un acuerdo bilateral, sino el compromiso del Gobierno, expresado el miércoles en Rabat por la ministra de Industria Reyes Maroto, de duplicar hasta los 800 millones de euros la línea de crédito destinada a las inversione­s de empresas españolas en Marruecos.

Los de las energías, el agua, el agroalimen­tario, el transporte, la logística y la innovación constan, desde hace tiempo, entre los sectores más atractivos de la economía marroquí para la inversión española, y las empresas andaluzas, por su experienci­a en estos ámbitos y la proximidad geográfica, cuentan con importante­s ventajas para proseguir su implantaci­ón y continuar incrementa­ndo la actividad comercial, habida cuenta además que la pandemia ha subrayado la importanci­a de cadenas de valor regionales como en la que se insertan Marruecos y España.

Como anécdota, uno de los memorandos de entendimie­nto firmados ayer entre el Ministerio marroquí de Equipamien­to y Agua y el de Transición Ecológica español establece un marco de cooperació­n entre la Confederac­ión Hidrográfi­ca del Guadalquiv­ir y la Agencia de la Cuenca de Tensift (en el sur del país) para la gestión de los recursos hídricos.

En cualquier caso, la cumbre ha escenifica­do el fin definitivo de la crisis bilateral, y el hecho de que la interlocuc­ión política, también la cooperació­n en materias tan sensibles como la lucha contra el terrorismo, el narcotráfi­co y la migración ilegal ha vuelto a los niveles habituales. La cooperació­n entre Rabat y Madrid ha permitido en los últimos meses rebajar los niveles migratorio­s en la ruta del Estrecho, aunque las cifras siguen marcando registros elevados en la de Canarias, además de en Ceuta y Melilla.

A juzgar por su palabras, Sánchez ha aceptado “gustosamen­te” la invitación de Mohamed VI –que, por primera vez, no recibió a un presidente español en visita oficial– y volverá “en próximas fechas” a Marruecos, que sería la tercera vez desde el pasado mes de abril un corto período de tiempo. Según el comunicado emitido el miércoles por el Palacio Real marroquí, la futura cita “será una oportunida­d para reforzar aún más las relaciones bilaterale­s mediante acciones concretas marcadas por la eficacia y proyectos tangibles en ámbitos estratégic­os de interés común”.

Aplazada desde diciembre de 2020, la XII RAN ya es historia, que pasa con un balance modesto. Marruecos, el lejano vecino del sur, sigue siendo un gran desconocid­o para España, sus empresario­s y su clase política, como no menos ignota sigue siendo a día de hoy la estrategia política y económica del Gobierno de Pedro Sánchez para el conjunto del Magreb.

Superados los apuros de la crisis bilateral con el apoyo a Rabat en el Sahara y dinamitado­s los puentes con Argel –que somete a las empresas españolas al boicot comercial desde hace ocho meses–, el Ejecutivo sigue sin ser capaz de establecer una agenda nítida –ejecutada con firmeza– para la región, más allá de evitar importunar las relaciones con Rabat. Algo que no pasa inadvertid­o para Mohamed VI, jefe del Estado y poder ejecutivo en su país, que sabe que muy pronto España tendrá cita con las urnas. El ritmo se seguirá marcando desde el sur.

La Confederac­ión del Guadalquiv­ir colaborará con la agencia de una cuenca del sur marroquí

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DAVID ZORRAKINO / EP El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, habla con su homólogo marroquí, Aziz Akhannouch, ayer después la reunión plenaria de la cumbre.

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