Diario de Sevilla

EL ESPÍA QUE ME AMÓ

- ▼ CARLOS COLÓN ccolon@grupojoly.com

PONIÉNDONO­S peliculero­s, lo del policía infiltrado recuerda a un Serpico con calentura o a una versión tuneada con tatuajes de Bond que podría llamarse El espía que me amó. Pero hay diferencia­s. Si el agente español se infiltró entre los antisistem­a con el mismo éxito que Serpico entre los hippies de Greenwich Village, como espía seductor a lo 007 fracasó al no lograr convertir a su causa a sus seducidas. Recuerden que en Desde Rusia con amor Bond logró que Tatiana Romanova desertara, en Goldfinger convenció a Pussy Galore para que traicionar­a a su jefe, en Operación Trueno convirtió a Dominó en su aliada y en Diamantes para la eternidad logró que Tiffany Case se pasara al bando de los buenos. Nuestro Daniel, pese a sus logros, no da para tanto: en vez de lograr que las víctimas de su poderío seductor deserten del activismo antisistem­a para pasarse a su causa, “hasta cinco mujeres –leo– han interpuest­o una querella contra él por mantener relaciones sexuales con ellas para obtener informació­n”. Bond no hay más que uno.

Hay en este asunto que divierte a muchos e indigna a quienes piden la dimisión de Marlaska como si este fuera el M responsabl­e del agente un fondo feminista que nadie ha puesto en valor. El agente Daniel no solo representa­ría el tópico machista del espía que utiliza sus (se supone que poderosas) armas de seducción, podría representa­r también al hombre-objeto que hace el papel de las mujeres que en la ficción o la realidad utilizaron sus (se supone que también poderosas) armas de seducción para infiltrars­e entre el enemigo y obtener informació­n. A la cabeza de las obligadas a hacerlo, en el terreno de la ficción, está la desdichada Alicia Huberman, canallesca­mente seducida por el agente Devlin y obligada por él, bajo amenaza y coacción que hoy se llamaría sexoafecti­va, a seducir al espía nazi Alexander Sebastian. Como ustedes ya habrán adivinado se trata de Ingrid Bergman, Cary Grant y Claude Rains en Encadenado­s. En la realidad histórica nadie le puede quitar su puesto de reina de las espías seductoras a Margaretha Geertruida Zelle, más conocida como MataHari, que acabó fusilada en 1917.

En fin… Ya que hemos citado a Bond, y aunque nos salgamos del canon de Connery, suene Carly Simon cantando para el espía español la estupenda canción que Marvin Hamlisch compuso para La espía que me amó. Se llama Nobody Does It Better. Traduzcan.

Cante Carly Simon para el seductor espía español su ‘Nobody Does It Better’ de ‘La espía que me amó’

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