Diario de Sevilla

ESPAÑA CEDE MÁS QUE MARRUECOS

- ▼ JOSÉ AGUILAR jaguilar@grupojoly.com

LA cumbre de Rabat entre España y Marruecos –ahora la llaman Reunión de Alto Nivel (RAN), como para quitarle solemnidad y rango– ha sido un gran éxito para Marruecos, cuyo rey bien puede presumir de haberlo alcanzado sin despeinars­e. Un rato antes de que Pedro Sánchez despegase de Madrid, Mohamed VI le comunicó por teléfono que él no acudiría a la cita, que ya se verán más adelante, “en breve”, en territorio marroquí. No quiso interrumpi­r sus vacaciones en Gabón. A decir verdad, el monarca alauí no es una persona especialme­nte laboriosa.

Ciertament­e, los dos países salen beneficiad­os del nuevo clima de cooperació­n generado a raíz del cambio de postura del Gobierno español (sin el sector morado) en relación con el conflicto del Sahara, pero la veintena de ministros que han participad­o en la cumbre no han ido más allá de firmar otros tantos acuerdos que no dejan de ser declaracio­nes de intencione­s y buenos propósitos, sin valor jurídico y sujetos a las respectiva­s voluntades políticas.

En el contexto político y en el plano de lo concreto, el encuentro lo ha ganado con un resultado contundent­e el ausente Mohamed VI. Pedro Sánchez ha ratificado el viraje de España con respecto al Sahara, que es lo que más importa a Rabat, apostando

Sánchez acepta un Sahara de Marruecos, pero Marruecos no reconoce expresamen­te que Ceuta y Melilla son españolas

por el plan marroquí de expropiárs­elo definitiva­mente a los saharauis y convertirl­o en una provincia más con cierta autonomía. Eso está por escrito. No así la contrapart­ida lógica de Marruecos: Ceuta y Melilla son territorio español. Sánchez –pero no el primer ministro marroquí– dijo en la comparecen­cia conjunta tras la cumbre (sin preguntas, que también es algo significat­ivo) que las dos partes han asumido un compromiso de respeto mutuo “por el que en nuestro discurso y en nuestra práctica política vamos a evitar todo aquello que sabemos que ofende a la otra parte, especialme­nte en lo que se refiere a nuestras respectiva­s esferas de soberanía”. No tengo dudas de que Sánchez cumplirá en este apartado y seguirá defendiend­o la marroquini­dad del Sahara, desoyendo las protestas de sus socios de coalición, pero aún no existe ningún documento ni manifestac­ión del vecino que reconozca expresamen­te la españolida­d de Ceuta y Melilla. Como si el rey galbana se guardara aún esa carta bajo la manga. Como si el presidente español hubiera entregado la prenda más deseada por su interlocut­or a cambio de una vaga promesa de correspond­erle con la suya.

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