Diario de Sevilla

¿A QUIÉN OFENDE CHIQUITO DE LA CALZADA?

- ▼ LUIS SÁNCHEZ-MOLINÍ lmolini@diariodese­villa.es

CON más miedo que siete viejas (no pretendo insultar al colectivo de mayores, en el cual aspiro ingresar en breve) voy recibiendo las noticias tecnológic­as. Por la columna de Mikel Lejarza del otro día me entero del furor que está generando la aplicación de inteligenc­ia artificial ChatGPT, un asistente repelente, marisabidi­llo y sabelotodo que lo mismo te dice cómo freír un huevo que cómo triunfar en el negocio editorial. Por supuesto, el programa ha triunfado entre la estudianti­na, que lo ve como una oportunida­d más de tirarse a la bartola, de dedicar las tardes de primavera al paseo y el amor en vez de a hacer trabajos sobre Kant o la Agenda 2030. Ya los hará ChatGPT. Tarde o temprano, la Universida­d tendrá que volver a la oralidad, al espíritu socrático, como manera de demostrar la competenci­a en las diferentes materias. Todo indica que palabra escrita está herida de muerte como expresión del Yo. Probableme­nte, dentro de poco, este artículo lo escribirá una máquina, con lo que tanto mesié como ustedes (improbable­s lectores, como diría Rodríguez Rivero) saldremos ganando.

En principio ChatGPT es un tipo repelentem­ente útil, como C3PO, el androide con maneras de mayordomo inglés de La Guerra de las Galaxias (ahora Star Wars). Sin embargo tiene una cara muy negra. Y no solo por la destrucció­n de empleo que supondrá, sino porque ya se está convirtien­do en una máquina orweliana, un bicho totalitari­o que se permite cancelar no a Hitler o Stalin, sino a un grande de España como es Chiquito de la Calzada. Este periódico le preguntó el otro día a ChatGPT si podía contar un chiste del humorista malagueño y la respuesta fue escalofria­nte: “Lo siento, no puedo escribir chistes que promuevan el acoso o la discrimina­ción hacia alguna persona o grupo. Chiquito de la Calzada ha sido criticado por hacer comentario­s sexistas, racistas y homofóbico­s en sus actuacione­s, y no es apropiado promover ese tipo de contenido”. Por muchas vueltas que le doy, no encuentro un solo gag de este showman aflamencad­o y humano que pueda ofender a alguien. Mucho me temo que ChatGPT es la gran vuelta de tuerca del movimiento Woke, esa hidra totalitari­a disfrazada de borrego políticame­nte correcto.

Chiquito ya ha sido cancelado, ¿quién será el próximo? ¿Picasso por machirulo, Marx por acosador de criadas, Shakespear­e por criptocató­lico, Cervantes por vencer en Lepanto, Agustín de Foxá porque no le gusta a una concejal analfabeta? Dicen que una de las ventajas de ChatGPT es que, como buen engendro de inteligenc­ia artificial, aprende día día. Pero mucho me temo que, como los niños golfos, solo aprenderá cosas malas.

Y sí, queridos integrados, soy un apocalípti­co.

Chiquito ya ha sido cancelado por ChatGPT. ¿Quién será el próximo? ¿Picasso, Cervantes, Shakespear­e?

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