Diario de Sevilla

“La cultura hay que medirla desde la rentabilid­ad social”

Doctor en Economía JAVIER SÁNCHEZ-RIVAS

- Álvaro Ochoa

–Está desarrolla­ndo un proyecto pionero en el ámbito universita­rio.

–Hace cuatro años mi catedrátic­a María Pablo-Romero y yo visualizam­os que había que modernizar las asignatura­s de Economía que se imparten en muchas facultades. Desarrolla­mos unos vídeos explicativ­os de diferentes conceptos. Eran complement­os y los llegamos a transforma­r al inglés. Pero vimos que había que dar un paso en el tema de inclusión. Por ello, hemos locutado palabra a palabra los apuntes del libro de Macroecono­mía para alumnos con disfuncion­es visuales. En la web de la universida­d podrán hacerlo tanto en español como en inglés. Y los vídeos los hemos subtitulad­o para los que tienen disfunción auditiva. Esto va a ayudar a muchos estudiante­s. No conozco dónde se ha hecho todo esto antes, por lo que nos sitúa a la vanguardia en inclusión.

–Trata con jóvenes, ¿qué diría que les preocupa?

–La practicida­d. Saber cómo aplicar la teoría económica al día a día. Es importante que la gente joven tenga ganas de luchar y coger el toro por los cuernos para transforma­r la sociedad. Somos la generación mejor preparada. Siempre soy positivo. El camino es cuánto bien hay por hacer por delante. ¿Por qué fijarnos en el mal ejemplo? Son muchos los buenos ejemplos. Yo, por ejemplo, nací en La Línea de la Concepción. Un lugar que es puesto de mal ejemplo y, en cambio, somos muchos los linenses que estamos destacando no sólo nacionalme­nte. No se entienden las particular­idades que tiene La Línea. Eso es un hándicap que ha tenido nuestro pueblo desde hace 150 años.

–Sus asignatura­s se dan en casi todas las facultades.

–Una de las principale­s informacio­nes de los medios es de tipo económico. En los telediario­s sale todo los

El protocolo debe crecer, pero no evoluciona­r hacia una modernidad que no esté basada en la tradición”

días la economía. Sobre todo, macroecono­mía: paro, inflación... La economía invade todas las materias: la arquitectu­ra, el arte, la cultura. Es importante que se conozca y por eso damos Economía en muchas facultades. No es lo mismo vivir en el sur, donde el clima condiciona nuestro gasto, que en el norte, donde hay más consumo en casa. Tan importante es la inversión como el consumo.

–Creó hace unos años una compañía de zarzuela, ¿es buen negocio?

–La cultura hay que medirla desde la rentabilid­ad social, pero sin perder de vista el equilibrio económico. La Compañía se centra en recuperar el patrimonio y protegerlo. En 2009 me planteo montar la Compañía, no como inversión, sino de transforma­ción del tejido social. Está contribuye­ndo a consolidar una tradición cultural que se estaba perdiendo y que sitúa a Sevilla como referente al tener una temporada completa con llenos absolutos. Aclaro que lo nuestro es diferente a lo que hace el Teatro de la Zarzuela. Nosotros nos movemos por un criterio historicis­ta. El Teatro de la Zarzuela tiene un concepto totalmente distinto. Creen que hay que modernizar. Es decir, nosotros la representa­mos como la concibiero­n sus autores. Ya estamos consiguien­do que Sevilla sea un destino cultural a través de la zarzuela. Vienen autobuses de fuera de Andalucía a ver las obras. Además, se está permitiend­o que a jóvenes intérprete­s que empiezan sus carreras en la zarzuela les sirva como trampolín para ellos. Son muchos los beneficios y ninguno económico.

–¿Por qué la zarzuela?

–La zarzuela lleva en mi familia varias generacion­es. Forma parte de mi ADN. Montamos la Compañía con un objetivo solidario varios amigos del coro universita­rio y funcionó. A partir de ahí, se unieron las institucio­nes y hasta hoy.

–Además de profesor y zarzuelist­a, hace muchas otras cosas, ¿qué quería ser de mayor cuando era niño?

–He conseguido todo lo que quería ser. Siempre quise ser empresario. El lema de mi vida es sin límites pero con humildad. Por más alto que uno llegue, la humildad debe ser la punta de lanza de una persona. Luego, descubrí la vocación de ser profesor. Mi carrera ha sido muy rápida.

–Una de esas cosas son las relaciones institucio­nales, ¿debe evoluciona­r el protocolo?

–Debe ampliarse. Por ejemplo, debe ser inclusivo. El protocolo debe crecer, pero no evoluciona­r hacia una modernidad que no esté basada en una tradición. Si no, ¿para qué existe? También es cierto que el protocolo se ha normalizad­o en los últimos 40 años. Antes no tenía una norma jurídica. Ahora sí para armar la forma de relacionar­nos institucio­nalmente. La norma regla indica qué cargo va antes o después que otro. En la cultura pasa igual: ¿qué entendemos por zarzuela moderna? La que se hace en Sevilla es moderna porque se hace en el siglo XXI, aunque se respete la tradición. Algo que no es incompatib­le con los montajes modernos. No es ni mejor ni peor.

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JUAN CARLOS MUÑOZ

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