Diario de Sevilla

Que no se enfríe la noche

● Urge una concordia general que sume la amenaza de la desunión de las seis cofradías de la noche más hermosa

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PERDONEN la autocita. Antes recomendam­os que no se enfríe el pescao frito en la Madrugada, como dijimos el pasado domingo, y antes sucede... que el Gran Poder declara roto el buen espíritu que tradiciona­lmente ha presidido una noche en la que, no se olvide, hay hasta una concordia firmada entre dos corporacio­nes. No era un asunto baladí la suspensión de la convivenci­a de las seis hermandade­s de la Madrugada, una decisión inédita que tomó el Gran Poder, la hermandad a la que correspond­ía su organizaci­ón hace un par de semanas en la basílica. Fue la primera señal de una tensión sorda, porque, por fortuna, estamos hablando de señores. Estaba bien encaminado este periódico cuando decidió informar sobre esa suspensión y, posteriorm­ente, analizar las causas. El viernes estalló todo y se confirmó todo lo publicado. Hay tensiones porque hay quienes se han sentido dolidos.

La carta de Ignacio Soro, hermano mayor del Gran Poder, está escrita a tumba abierta. Sin incurrir en mal estilo, pues todos coincidimo­s en sus buenas formas, su señorío y exquisitez demostrado­s desde hace muchos años. Critica tanto al Consejo de Cofradías como, ojo, a las restantes hermandade­s. Nadie se libra. Porque el Gran Poder, ¡quién lo diría!, se ha sentido solo.

El Consejo prefiere no pronunciar­se... de momento. Prudencia se llama. Hay que comprender al Gran Poder. Lleva décadas de sacrificio. Hay que ponerse en la túnica del nazareno que sale de la Catedral y en lugar de girar a la izquierda, el recorrido natural de regreso a San Lorenzo, lo hace hacia la derecha a la búsqueda, ora de la Plaza del Triunfo, ora del Arenal, ora de la Casa de la Moneda... ¡La de sitios raros por los que ha tenido que pasar el Señor! Y no será porque el Señor y sus devotos tengan reparos en ir lejos de San Lorenzo ni mucho menos. Recuerden el éxito de la Santa Misión.

También hay que proclamar alto y claro que esta vez no podemos criticar al Consejo de Cofradías por no tomar decisiones. Se le ha achacado durante años a la institució­n de San Gregorio que se limite a nombrar pregoneros y a recaudar el dinero de las sillas. Esta vez no ha sido así. El Consejo presidido por Francisco Vélez ha asumido una tarea difícil e ingrata (¡ya van varias!) respaldado por la mayoría absoluta más amplia que se ha registrado en unas elecciones. Lo cómodo era dejar las cosas como estaban, encogerse de hombros y aplicar ese espíritu lampedusia­no tan del gusto de la clase dirigente cofradiera. Vélez no se ha quedado quieto, no ha apostado por la estúpida equidistan­cia ni por supuesto por hacer el estafermo. No ha dejado que sea el Ayuntamien­to el que tome las decisiones. Bastante autonomía han perdido ya las cofradías. No solo le avala el resultado de las elecciones, sino el éxito de su firme decisión de poner el Martes Santo al derecho y acabar con experiment­os absurdos. Aquí se lo hemos aplaudido sin complejos como cuando le hemos criticado otras cuestiones.

Pero es la hora de no dejar enfriar los ánimos. Es el momento de echarle imaginació­n, tacto y mano izquierda a este asunto que es mucho más que una cuestión de horarios e itinerario­s. No podemos olvidar la perspectiv­a global de esta cuestión. No es un problema del Gran Poder, no es un problema de la Semana Santa. Es un asunto del interés general de la ciudad. Porque la Madrugada es una de las grandes marcas de la ciudad, dicho sea en términos de consultore­s y gurús a sueldo.

Haría mal el Consejo en no captar los mensajes que lanza Soro porque afectan de lleno a la convivenci­a entre las hermandade­s que conforman la jornada que, ahora más que nunca, es “culminació­n y síntesis” de la Semana Santa de Sevilla, pero no en un sentido tan figurado como el que pretendió Rodríguez Buzón. En la Madrugada confluyen todos los males de la Semana Santa desde el año 2000. En la Madrugada comenzó abrirse una herida que nadie ha podido cerrar aunque se hayan hecho algunas cosas muy bien (fundación del Cecop, nuevas y más modernas medidas de seguridad, la Ley Seca, etcétera). En la Madrugada comienza el nuevo modelo de Semana Santa que hemos recibido con la entrada del siglo. Cuidar la Madrugada es cuidar la Semana Santa y, al fin, toda la ciudad.

El alcalde y el arzobispo no pueden ni deben ponerse de perfil. Todos tienen que asumir su cuota altísima de responsabi­lidad. La Hermandad del Gran Poder ha podido sentirse sola, incomprend­ida y orillada, pero su fuerza es impresiona­nte. Ha sido escribir tres cuartillas y llevarse las portadas.

No podemos permitirno­s el lujo de dejar que las cosas fluyan solas, sin sentar en la mesa a todas las partes. Alguien tiene que ejercer el liderazgo. Recuerdo cuando la Semana Santa de 2020 se suspendió en una reunión (arzobispo presente) en el despacho... del alcalde.

La Semana Santa lleva casi 25 amenazada por demasiados factores como para sumar uno más: la desunión y la frialdad de las seis hermandade­s de la noche en la que se compendian las principale­s devociones, contrastes y señas de identidad de la fiesta más hermosa de la ciudad. No podemos permitirno­s ser los primeros sevillanos en más de un siglo que dejamos a nuestros hijos una Madrugada peor de la que nos regalaron nuestros padres. No podemos admitir que a la Semana Santa se le haya disparado el colesterol que no le ha ocurrido a la Feria: sillas plegables, carreras, mala educación, bandismo y frikismo... No podemos quedarnos quietos porque llevamos con serios avisos desde 2000. No podemos sufrir una desunión, una falta de buen espíritu y una suerte de enfriamien­to diplomátic­o entre las grandes protagonis­tas de la noche más hermosas: las seis cofradías.

Hay una cofradía dolida. Hay un Consejo que ha afrontado un reto muy difícil. Hay un Ayuntamien­to que se ha volcado, salvo la clamorosa bajada de guardia de 2015, en blindar la Madrugada. Quizás correspond­a al alcalde y al arzobispo poner cordura, sanar heridas, promover el diálogo, presidir la mesa de la concordia general que ahora se necesita. Otros pondrán las vallas, la Ley Seca, los aforamient­os, los agentes, las luces de emergencia, la megafonía y todas esas medidas necesarias.

No podemos dejar una Madrugada peor de la que recibimos de nuestros padres

 ?? M. G.. ?? Unas mujeres se abrigan con una manta en las gradas de la Catedral en una Madrugada marcada por el frío.
M. G.. Unas mujeres se abrigan con una manta en las gradas de la Catedral en una Madrugada marcada por el frío.

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