La patología cardiovascular es muy prevalente en personas con VIH
● Los algoritmos de valoración del riesgo podrían subestimar su alcance en este grupo de población
Un estudio presentado en el Congreso Internacional sobre Terapia Farmacológica del VIH, celebrado a finales del año pasado en Glasgow (Escocia, Reino Unido), concluyó que casi la mitad de los integrantes de una amplia cohorte de personas con el VIH europeas se encontraban en alto riesgo de padecer un infarto de miocardio. Una parte sustancial de estas personas no estaban recibiendo medicación para la hipertensión o para disminuir los niveles de lípidos, que constituyen las principales inter venciones medicamentosas para prevenir eventos cardiovasculares en personas en alto riesgo de padecerlos.
Ahora, según informa el rupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH, un estudio publicado en JAMA Cardiology ha concluido que los modelos de predicción de enfermedad cardiovascular dirigidos a población general tienden a subestimar el riesgo en personas con el VIH.
Dichos hallazgos reforzarían la tendencia de las investigaciones realizadas en los últimos años que llevan a considerar a la infección por el VIH como un factor de riesgo cardiovascular en sí misma. Para conocer más al respecto, investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland y de la Universidad Brown (ambas radicadas en EE UU) realizaron una revisión de publicaciones du
Las últimas evidencias invitan a considerar la infección como un factor en sí mismo
rante enero de 2021 sobre cálculos de riesgo de enfermedad cardiovascular en el contexto de la infección por el VIH. Ello les llevó a detectar 11 publicaciones que provenían de 9 estudios epidemiológicos.
De este modo, los investigadores evaluaron seis herramientas de medición del riesgo de enfermedad cardiovascular: puntuación de riesgo de Copenhague, puntuación Cuore Project, puntuación de riesgo de Framingham (FRS, en sus siglas en inglés), puntuación FraminghamRegistre Gironí del COR, puntuación Ecuación de Cohortes Acumuladas (PCE, en sus siglas en inglés) y Evaluación del Riesgo Coronario Sistémico.
En general, los modelos tendieron a infravalorar el riesgo cardiovascular –excepto los tres modelos referidos, que estaban mejor calibrados-. Los investigadores destacaron la heterogeneidad de los estudios incluidos, que restó consistencia a su análisis, ya que la valoración de cada modelo contó con pocos estudios individuales.