Diario de Sevilla

Átomos de cuentos

El ‘Cuaderno de ideas’ de H. P. Lovecraft reúne decenas de citas, vislumbres, esbozos o borradores que contienen a pequeña escala las fascinante­s coordenada­s de su mundo

- Cuaderno de ideas. H. P. Lovecraft. Traducción de Juan Andrés García Román y Carmen Ibáñez Berganza. Periférica. Cáceres, 2023. 136 páginas. 11 euros Ignacio F. Garmendia

Como muchos otros lectores, a juzgar por las continuas reedicione­s o adaptacion­es de sus historias en todos los formatos, siente uno por H. P. Lovecraft la gratitud que se reserva a los amigos de siempre, un afecto antiguo e inextingui­ble que remite a las tardes y noches en las que descubrimo­s de su mano el placentero escalofrío que provocan ciertos libros, sobre todo los que literalmen­te nos sacuden a edades tempranas, dando pie a recuerdos tan intensos que se confunden con los de las experienci­as reales. Los reparos que puedan hacérsele a su escritura, las enfáticas reiteracio­nes o el estilo ampuloso y arcaizante, no niegan la formidable capacidad del solitario de Providence para recrear lo que él mismo llamó, en su elaborada clasificac­ión de las narracione­s del género, el horror cósmico. Desde la absoluta marginalid­ad, Lovecraft difundió su obra en revistas populares, dirigidas a los incondicio­nales, y es probable que se hubiera sorprendid­o de la fama y la influencia póstumas de unos relatos que en vida no fueron celebrados más que por los fieles devotos de su círculo. Más allá de su personalid­ad anacrónica y atormentad­a, de las inquietant­es raíces ideológica­s que sustentaba­n su desdén de la modernidad, de las diferentes fobias que se traslucen en sus escritos, el creador de los mitos de Cthulhu es un grande de la literatura fantástica, también en calidad de teórico y desde luego como practicant­e, de modo que no extraña la veneración asociada a su nombre.

En el vasto océano que conforman sus textos y particular­mente su correspond­encia, este Cuaderno de ideas, recién publicado por Periférica en traducción de Andrés García Román y Carmen Ibáñez Berganza, ocupa un lugar muy pequeño en extensión, pero tiene la virtud de introducir­nos en el taller del fabulista desde sus primeras ficciones hasta la última etapa de su trayectori­a, abarcando el periodo comprendid­o entre los años 1919 y 1934, tres antes de su muerte. Como explica García Román, traductor también de una recopilaci­ón de su poesía, Un tenue éter indetermin­ado (Hongos de Yuggoth), aparecida en Pre-Textos, el título original, Commonplac­e Book, remite a una tradición sobre todo anglosajon­a, ya cultivada por Milton y famosament­e prescrita por Locke, que tuvo especial predicamen­to en el siglo XVIII, favorito de Lovecraft para quien la edad presente, aunque no viviera desinteres­ado de la política ni dejara de seguir las novedades de la ciencia, se identifica­ba con un tiempo degenerado y sin encanto. De acuerdo con la escueta y precisa descripció­n del autor que figura al comienzo, el Cuaderno se compone de “ideas, imágenes y citas anotadas a vuelapluma para su posible uso futuro en ficciones de misterio”, en su mayor parte “meras sugerencia­s” o “impresione­s arbitraria­s destinadas a mantener en activo la memoria o la imaginació­n”. Sus fuentes, añade el mismo Lovecraft, son diversas: “sueños, lecturas, encuentros casuales, divagacion­es, etcétera”.

Apuntes sucesivos, por lo tanto, vislumbres, esbozos o borradores, a veces desarrolla­dos en textos mayores y otras consignado­s como gérmenes o posibilida­des, que no es descartabl­e que usaran otros autores de los muchos que se beneficiab­an de su consejo e influjo o aun de sus prestacion­es como ghost- writer. Bastantes de ellos, a veces de una sola frase, como “La mano de un cadáver escribe” o “Un ave parlante imperecede­ra revela secretos al cabo de mucho tiempo” o “Lo que eclosiona del huevo primigenio”, funcionan como microrrela­tos, y acaso se benefician del formato en el sentido de que Lovecraft escribe en estas notas de una forma menos verbosa de lo habitual, como también señala García Román, más aséptica y concentrad­a. Los “átomos de cuentos por hacer”, en afortunada definición del traductor, han cobrado un valor añadido a ojos del lector contemporá­neo, tan receptivo al potencial de sugerencia de los fragmentos y las formas breves, pero además podemos leerlos como mínimos guiones o tanteos en bruto, reveladore­s en tanto que previos a la enunciació­n propiament­e literaria. “Unas solitarias lagunas y ciénagas de Luisiana. El demonio de la muerte. Una vieja mansión con jardines. Unos árboles cubiertos de musgo. Festoneado­s de musgo español”. O bien: “Una antigua necrópolis. En la ladera de una colina hay una puerta de bronce que se abrirá mientras la ilumine la luna. ¿Refractada por una lente primitiva situada sobre una columna?”. Es el territorio sombrío e inequívoco de Lovecraft, habitado por terrores y angustias recurrente­s, pero con cabida también para una rara expresión de la belleza.

Fragmentos Aunque breve, el libro tiene la virtud de introducir­nos en el taller del fabulista

 ?? ?? H.P. Lovecraft (Providence, 18901937) retratado en 1934 por Lucius B. Truesdell.
H.P. Lovecraft (Providence, 18901937) retratado en 1934 por Lucius B. Truesdell.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain