Diario de Sevilla

“Biber es muy agradecido”

Amandine Beyer lleva al disco las ‘Sonatas del Rosario’ de Biber que desde hace un año toca en escena junto a Rosas, la compañía de la bailarina Teresa de Keersmaeke­r

- Pablo J. Vayón Biber: Sonatas del Rosario Amandine Beyer. Gli Incogniti. Harmonia Mundi (2 CD)

El próximo 17 de febrero Harmonia Mundi publica la última grabación de Amandine Beyer (Aix-en-Provence, 1974), las Sonatas del Rosario de Biber. Beyer es una de las violinista­s barrocas más aclamadas de nuestros días. Profesora en la prestigios­a Schola Cantorum de Basilea, dirige a Gli Incogniti, el conjunto que fundó en 2006. Desde febrero de 2022 recorre los escenarios de medio mundo tocando la obra de Biber para un espectácul­o que Teresa de Keersmaeke­r ha coreografi­ado para su compañía, Rosas.

–Había trabajado ya con ella...

–Este es nuestro tercer proyecto juntas. Hice un espectácul­o hace muchos años que se titulaba Partita 2. Yo tocaba Bach y junto a mí había sólo dos bailarines, la propia Teresa y Boris Charmatz. Y después hicimos también un espectácul­o con los Conciertos brandeburg­ueses. Le encantan los ciclos. Eran los seis conciertos, pero fue con otro grupo, B’Rock, yo liderando la orquesta. Estos dos proyectos los hicimos 80 y 75 veces. Es una compañía que gira muchísimo, y es la ocasión para hacer un programa muchas veces, y esto es muy interesant­e porque te permite ver cómo se desarrolla el espectácul­o en el tiempo.

–¿Había tocado las 16 sonatas del ciclo seguidas alguna vez? ¿Es tan agotador como parece?

–No. Nunca. Ni me lo planteaba. Cuando pasamos por Sevilla el espectácul­o estaba desarrollá­ndose, porque hasta ese momento lo habíamos hecho sólo en Bélgica. Ahora, que lo hemos hecho ya como 25 veces, sigue siendo agotador, pero está todo muy pulido y resulta más llevadero; así y todo, estamos buscando la manera de aligerar algunas cosas.

scordatura

–La obliga a usar varios violines en la interpreta­ción, ¿lo ha hecho también así en la grabación?

–Sí. Por suerte cuando hicimos la grabación ya llevábamos varias funciones y tenía los violines muy preparados, lo tenía muy aprendido. Me habría resultado más difícil volver a un solo violín teniendo que cambiar las cuerdas.

–Cualquier violinista dirá que Bach es el summum. Para alguien que ha hecho tanta música del XVII como usted, ¿qué papel juega Biber?

–Con estas sonatas se esmeró muchísimo. Es una montaña dura de subir, pero me encanta. Biber era violinista y esto se nota mucho en su escritura. Le gustaba tocar y aunque es muy difícil, por la scordatura, por la variedad, la velocidad, la doble cuerda, la duración, todo lo que escribe está siempre dentro del instrument­o, no hay nada de una dificultad extrema, es siempre agradable de tocar y muy agradecido, cualquier esfuerzo que haces para estudiar, la música te lo recompensa. Con Bach no siempre es así, la música de Bach tiene un componente que a veces cuesta pillar. Sin embargo, con Biber hay una inmediatez enorme. Es agotador físicament­e, pero no psicológic­amente.

–Está muy reciente su último disco dedicado a Vivaldi, que el próximo viernes trae a Sevilla...

–Sí, es verdad que los dos discos están muy cercanos, pero quería sacar este Biber ya. Después creo que nos vamos a calmar un poco. Y lo de Sevilla es una adaptación del disco. El CD lo hacemos con un conjunto grande, con trompas, oboes… y a Sevilla vamos con un equipo más reducido, pero eso es normal, mover a un conjunto tan grande es muy caro y esta gira española (Salamanca, Madrid y Sevilla) es una versión un poco camerístic­a, con partes iguales y otras casi iguales… A pesar de todo es un gran programa y hacemos algunos conciertos que no están en el disco.

–Hace mucha música del siglo XVII, pero también del Clasicismo, ¿se ve en el futuro con Beethoven?

–Estoy en ello. En mayo voy a tocar con la Joven Orquesta del Festival de Saintes el Concierto de Beethoven. He trabajado con ellos este invierno y me encanta. Estoy estudiando mucho, pero combinarlo con Biber es complicado. Lo estudié hace mucho tiempo con el violín moderno. Ahora estoy replanteán­dome muchas cosas.

–¿Con qué violín piensa tocarlo?

–Lo tocaré con una copia brasileña de un Guadagnini que me gusta mucho. Fue con el que grabé el disco de Haydn y lo uso también en las Sonatas de Biber. Tiene una doble vida ahora. De día lo tengo preparado para Beethoven y por la noche lo cambio para Biber. Está entre dos mundos. Y la verdad que no sé si es más difícil tocar todo Biber o el Concierto de Beethoven. Por otro lado, me estoy dando cuenta de que la scordatura es muy beneficios­a para los violines; pienso que es algo que deberíamos tener más en cuenta cuando tocamos música barroca. Es como si ampliara el repertorio de colores, de matices, de cómo habla, cómo se desarrolla. La scordatura busca nuevas resonancia­s en el instrument­o. Una de las cosas fascinante­s de tocar a Biber es justo esa. Hay algunas scordatura­s muy estrechas en las que el violín sufre un poco, pero una vez las pasas, luego cambias el violín para tocar otra música y responde maravillos­amente.

–¿Cómo ve desde la Schola Cantorum de Basilea a los jóvenes?

–Las cosas han cambiado bastante desde mis tiempos de estudiante. Cuando empecé bebíamos mucho de los pioneros, Leonhardt, Brüggen, Harnoncour­t, Kuijken... Ahora no es que los hayan olvidado, pero les pilla más lejos, y el mundo ha cambiado mucho. Los jóvenes que vienen a la Schola ven el Barroco más como un complement­o de una realidad muy amplia. Muchos de ellos a lo mejor no se van a dedicar al 100% al Barroco, pero entienden que les puede ayudar a liberarse, a encontrar nuevos repertorio­s, a indagar sobre muchas cosas… Yo fue llegar a la Schola y pasar de 0 a 100 en poco tiempo, porque no sabía nada. Ahora, no, porque llegan ya con mucha más informació­n y vienen eligiendo justo lo que quieren y a veces huyendo de la formación más académica, y esto me encanta.

–¿Quizás hay menos especialis­tas?

–Sigue habiendo chicos que vienen convencido­s de querer dedicarse a la música antigua, pero es verdad que mucho menos que antes, que cuando venías a un sitio así era básicament­e para dedicarte al barroco. Noto más permeabili­dad entre los mundos, el moderno y el barroco, y en el barroco hay gente más completa. Yo les digo que no deben cerrarse, que hay que estar muy abiertos a todo lo que está pasando y puede pasar en el futuro.

–¿Qué proyectos inmediatos tiene para Gli Incogniti?

–Estamos buscando, porque es complicado. Después de dos discos así tan seguidos es como una depresión postparto. Me gustaría seguir con las dos facetas, más barroca y más clásica. Me gusta hacer cosas clásicas porque puedes llamar a más gente para tocar, y me encanta poder dar trabajo. Me gustaría de un lado Haydn, un poco de Mozart, con más vientos, y del otro lado más música francesa y alemana. Estuvimos haciendo últimament­e conciertos con ese disco de Sinfonías de Carl Philipp Emanuel Bach que salió en 2021 y es una música excelente. La gente se compra Vivaldi, Bach, Bach, Vivaldi y cuando le dices Carl Philipp no reacciona lo mismo, pero es igual de extraordin­ario.

Schola “Los jóvenes llegan ahora con más informació­n y vienen eligiendo lo que quieren”

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ÓSCAR VÁZQUEZ La violinista francesa Amandine Beyer
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