Diario de Sevilla

DESDE EL CORAZÓN DE LA PASCUA

- ▼ RAFAEL SÁNCHEZ SAUS

UN anciano sacerdote insistía en sus homilías en que las octavas de las grandes solemnidad­es tienen la misión de permitirno­s saborear misterios que nuestros corazones no pueden abarcar en un solo día. Siendo esto gran verdad, y aunque en los últimos años se haya impuesto entre los cristianos felicitar efusivamen­te la Pascua de Resurrecci­ón –lo de Pascua florida parece haber pasado al baúl de los recuerdos de los mayores– lo cierto es que entre nosotros, al menos de Despeñaper­ros hacia abajo, la Pascua nunca ha gozado de mucha popularida­d.

La cosa llega al extremo en Sevilla, donde el Domingo de Resurrecci­ón se salva de convertirs­e en mero apéndice sobrante de la mejor semana del año gracias al pregón taurino y de la corrida que abre la temporada. Esta oclusión de la Pascua es un hecho llamativo sociológic­a y culturalme­nte, pero aún más desde el ángulo religioso, que debiera ser predominan­te en el asunto.

En el corazón de Madrid, en la plaza de Cibeles, habrá un gran concierto popular para festejar la Resurrecci­ón

Las expresione­s masivas y callejeras de la Semana Santa en Andalucía, renovadas una y otra vez desde los últimos siglos medievales hasta hoy, acaparan todo el interés de las gentes. La vigilia pascual, que debería ser el eje de las celebracio­nes, se convierte así, contrariam­ente a su significac­ión litúrgica, en fin del ciclo y de la fiesta. Los esfuerzos del clero para convencern­os desde el inicio de la cuaresma de que lo más importante comienza ahora, tropieza con una resistenci­a de los sentidos que la razón, por más que se nos predique, no vence.

En el fondo nos encontramo­s quizá con una gran victoria del arte sobre la teología. Los misterios de la pasión y muerte de Cristo ofrecen una cantera inagotable para toda suerte de manifestac­iones artísticas, de las que una cofradía en la calle es resumen inigualabl­e. Frente a eso, los textos evangélico­s de estos días, con su emotivo relato de la sorpresa y la alegría que rodearon cada una de las aparicione­s del Resucitado, apenas consiguen estimular la imaginació­n de los fieles. Quizá por eso, si se desea dar a la Pascua el valor que debiera tener, habría que buscar fórmulas nuevas, tal vez como la que el próximo sábado ensaya la ACdP en Madrid. En el corazón de la ciudad, en la plaza de Cibeles, habrá un gran concierto popular para festejar la Resurrecci­ón en el que intervendr­án muchos y afamados artistas del momento. Pascua debe ser sinónimo de fiesta grande.

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