“Cada crimen es individual, evitarlo es una tarea colectiva”
–De forma coloquial decimos “te voy a matar”, pero sólo de forma muy excepcional ocurre. Debería de ser así al menos.
–Probablemente por eso se dice “te voy a matar”. Las cosas que no son frecuentes acaban convirtiéndose en chascarrillo, en broma, porque no sucede habitualmente.
–¿Pero cualquiera podría matar, según las circunstancias?
–Yo sólo soy narrador de los sucesos, analista. No soy experto sobre la mente de los asesinos ni me atrevo a teorizar. Desde mi humilde perspectiva, todo el mundo sería capaz de matar en determinadas circunstancias. En esencia todos tenemos un resorte, de instinto de protección, por el que seríamos capaces de todo.
–¿Cuál sería el denominador común de los crímenes?
–El denominador común es el fracaso colectivo: cada crimen es un fracaso del entorno, de la familia, de los amigos, de la escuela, de los ser vicios sociales. Un crimen tiene un autor, un responsable individual, pero prevenirlos o evitarlos es una tarea colectiva.
–El ventajismo sucede después del suceso, todo el mundo se siente capaz de juzgar y condenar a los demás.
–Y por eso en mi equipo no especulamos, ni adjetivamos, ni calificamos. Para explicar los hechos necesitamos mucha información directa, permite acercarte a la realidad. Quedan fuera las especulaciones y los juicios paralelos como ocurre con estos sucesos en el tratamiento diario de la información. La justicia por eso va más lenta, para que las cosas se enfríen. Los hechos no se pueden juzgar con la calentura del momento.
–¿Con las redes sociales, más que nunca, se establecen juicios paralelos?
–El poder de manipular, de dirigir, lo tiene ahora cualquiera. Las cosas buenas cuestan multiplicarlas y las cosas malas, como los bulos, se multiplican solas.
–En su serie de podcast
¿Por qué matamos?, en Audible, desarrolla la investigación de algunos de los crímenes recientes. ¿Qué entrega recomendaría más?
–Todos son hijos míos. Narrativamente me quedo con El crimen de los tres novilleros. Me parece muy cinematográfico. Tres chavales de 20 años, toreando a la luz de la luna, acribillados a balazos. Un caso más complicado de lo que parece.
–¿Con cuántas personas cuenta para una investigación detallada?
–Somos 21 personas las que desarrollamos estos proyectos de True Crime Factory. Neus Salas dirige el equipo donde tenemos abogados, asesores y la inestimable ayuda de los cuerpos de seguridad: la Guardia Civil, la Policía Nacional, la UCO, la Ertzaintza, los Mossos. Para hacer un capítulo necesitamos tres o cuatro meses.
–¿Y cómo desarrolló el * trabajo de la miniserie El crimen de la guardia urbana de Barcelona, en Movistar Plus +?
–Ahí trabajamos durante tres años. Buscamos el punto de vista más narrativo posible. Lo que queremos es que sean proyectos que permanezcan, no la inmediatez o el sensacionalismo. Son programas para que los veas o escuches al cabo de dos o tres años y que te sigan sugiriendo. Queremos que el público acompañe al narrador y apele a las emociones primarias: que tengan miedo, que se enfaden y que se alegren cuando se desenmascare al malo.
–¿Y se nos han escapado los malos?
–No debería escaparse ninguno. En España hay un índice de criminalidad muy bajo: 400 al año, un índice en línea con el resto de Europa Occidental. Siendo nosotros muy del sur es una cifra baja, y dentro de esa baja criminalidad, los cuerpos policiales que investigan muy bien. Eso nos debe dar mucha tranquilidad.
–Pero todos nos acordamos del fracaso en el caso Alcàsser...
–La perfección no existe. Siempre hay un malo que se ha podido escapar. Un caso sin resolver mancha mucho, como la sangre. Nos fijamos en los pocos casos que no se han resuelto pero no vemos que el 95% de los casos se resolvieron.
–¿Y qué opina de la investigación del caso de Marta del Castillo?
–Ahí el problema es la cantidad de versiones que han dado los condenados. Ya no saben cuándo dicen la verdad o la mentira. El mentiroso compulsivo acaba creyendo su propia mentira. La investigación policial en este caso no sería el mejor ejemplo de trabajo.
–¿Los crímenes nos definen como sociedad, como decía la intro de La huella del crimen?
–Sí, según cómo y por qué matamos nos encontraron en un momento de la historia. Los crímenes suelen ir del palmo que hay entre la bragueta y el bolsillo. Es un indicador social. En estos tiempos tienden más hacia el bolsillo: los asesinatos son en su mayoría con fines económicos, como los secuestros, las extorsiones.
Los crímenes suelen ir del palmo que hay entre la bragueta y el bolsillo. Ahora se tienden más al bolsillo”