Diario de Sevilla

HENRI DE LUBAC, DE LA CENSURA A LOS ALTARES

- ▼ CARLOS COLÓN ccolon@grupojoly.com

LOS obispos franceses han abierto la causa de beatificac­ión del teólogo jesuita Henri de Lubac (1896-1991). La noticia ha tenido, lógicament­e, eco en los medios religiosos españoles y en la Cope, al tratarse de uno de los teólogos decisivos del siglo XX, figura clave en la preparació­n del clima espiritual y eclesiológ­ico que hizo posible el Vaticano II desde la publicació­n en 1938 de su fundamenta­l Catolicism­o: los aspectos sociales del dogma, nombrado perito del Concilio por Juan XXIII y fuente de inspiració­n para los cuatro últimos papas. Pero no ha tenido eco en los medios de informació­n general y cultural. Un raro silencio porque también es uno de los más grandes pensadores del siglo XX.

Su obra no interesa sólo a los cristianos. En ella se plantea también una profunda reflexión sobre las cuestiones capitales del siglo que gracias a su longevidad vivió casi en su totalidad con pasión participat­iva, lucidez analítica y, cuando fue necesario, intervenci­ón directa en la acción. Mientras escribía contra el nazismo y el antisemiti­smo durante la ocupación de Francia, enfrentánd­ose a la jerar

La talla intelectua­l y ética del teólogo jesuita Henri de Lubac justifica que lo lean no solo los católicos

quía católica pro Vichy, los textos posteriorm­ente recopilado­s en Résistence chrétienne au nazisme (que incluye el valiente Résistence chrétienne contre l’antisemiti­sme) colaboró con la Resistenci­a siendo perseguido por la Gestapo (espero que la editorial Encuentro, que ha acometido la gigantesca tarea de la traducción de su obra completa, lo traduzca pronto).

La talla intelectua­l y ética de Lubac justifica que le lean y aprecien no solo los católicos. Su vida y su contribuci­ón a la Iglesia justifican que se abra su causa de beatificac­ión. De la sospecha a los altares titula Fernández de la Gala la noticia en Vida Nueva. Porque estuvo separado de la docencia, con algunas de sus obras retiradas y severament­e vigilado sobre todo entre 1950 y 1958. Lo soportó con paciencia obediente –al contrario que los teólogos que se revuelven contra la autoridad que los censura– a la vez que sin desdecirse de sus ideas. Lo dice todo sobre él que de esos años tan duros, en vez de la amargura y el rencor contra la institució­n que tan injustamen­te lo trataba, naciera en 1953 una de sus obras mayores, Meditación sobre la Iglesia, el libro más hermoso, cálido, alentador, generoso y de más alto vuelo sobre la Iglesia que yo haya leído y releído. Será una marca de su santidad.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain