Diario de Sevilla

Primero fue bufón, luego llegó el rey

● Los cambios de Mendilibar, después de que la fortuna sostuviera medio en pie a un equipo con las líneas separadísi­mas, le dan la llegada para agarrarse a esos dos rebotes casi milagrosos

- Juan Antonio Solís

José Luis Mendilibar sorprendió al reservar a Jesús Navas, Badé, En-Nesyri. Compareció sobre el prado inglés un equipo demasiado remendado, al que les costuras le estallaron a poco que los diablos empezaron a hacer lo que hacen los diablos, diabluras. Las líneas estaban separadísi­mas y fue demasiado fácil para Bruno Fernandes, Casemiro, Martial, Antony. Jugadores de primerísim­o nivel.

Tras el descanso, las líneas salieron más juntas y el Manchester, todo hay que decirlo, demasiado confiado en su evidente superiorid­ad. Y tras el bufón de la primera parte acabó irrumpiend­o el rey.

DEFENSA

Se podía justificar la ausencia de Badé en el eje de la zaga por la acumulació­n de esfuerzos y la importantí­sima cita del domingo en Valencia; y se podía justificar que Gudelj retornara a su demarcació­n natural, en la zona ancha, para dotar de más respuesta física al centro del campo ante Casemiro y Bruno Fernandes. Pero ni hubo contención en la medular, ni la defensa, tan circunstan­cial y novedosa, tan remendada a prisa y corriendo, dio la mínima respuesta ante una empresa de tal envergadur­a.

Fue por momentos cómico ver los repliegues del Sevilla ante un equipo frenético, en el que Martial se descolgó hacia la zona de tres cuartos, al estilo de Griezmann en el Atlético de Madrid, para lanzar a los que se incorporab­an desde la segunda línea: Sancho (avisó en el primer minuto tras un balón envenenado de Bono a Rakitic que éste empeoró al cederlo atrás) y sobre todo Sabitzer se colaron desde atrás con todo el espacio y el tiempo para ejecutar a Bono. Sabitzer resolvió dos veces con frialdad y en ambas habilitado por Acuña, escalonado en esa tortuosa línea que trataba de dibujar el Sevilla.

Había que empezar a trabar el juego del United desde arriba, presionand­o con decisión y piernas, y si no, hacerse fuerte en las disputas en el centro del campo, yendo abajo con decisión en los balones divididos, pero ni Gu

Montiel Algo más seguro atrás en la segunda parte.

Nianzou El error fatal de cada partido al tragarse un bote y luego no rehacerse tampoco. Y tembloroso siempre.

Marcao Su vigor y sus conceptos de central le vienen de perlas al equipo.

Acuña Se las tuvo tiesas con Antony y bordeó la expulsión, incluso. Muy arriba en la segunda parte.

Fernando Demasiada tralla a campo abierto para unas condicione­s físicas decrecient­es.

Gudelj Llegó tarde a la jugada casi siempre.

Ocampos El más regular, yendo muy de verdad, ganando balones y dándoles continuida­d.

Rakitic A su muy tibio ritmo, ayudó tras el descanso a volcar el juego hacia De Gea.

Óliver Torres Una sombra volcada a la izquierda.

Lamela Un jugador frágil, demasiado ligero para acudir a la pelea con los centrales.

Jesús Navas Le dio mucha salida por la derecha, entendiénd­ose con Montiel y luego con Suso.

En-Nesyri De Gea le hizo un paradón antes de que la fortuna le sonriera en ese testarazo que iba fuera y que la gran cabeza de Maguire desvió a la red.

Suso Entró bien y colgó buenos centros.

Papu Buenos detalles. delj, ni Óliver, ni Lamela ni Rakitic ofrecieron prestancia alguna en el plano físico para ir a la batalla. Y claro, los Diablos se desataron: cada vez que atacaban lo hacían con mucha gente, lanzada y en una sincroniza­ción perfecta. Los de blanco veían sombras. Sólo Lucas Ocampos, un jugador vigoroso y fornido, se mantuvo en pie y ganó balones en la derecha.

ATAQUE

La debilidad en el ritmo, en el físico, en las piernas, complicó muchísimo que el Sevilla se ilusionara con hacerle daño al Manchester. Y eso que tras el 2-0, los anfitrione­s bajaron el pistón y Rakitic y Fernando encontraro­n balón y ciertas líneas de pase.

La entrada de Jesús Navas por Óliver dio más anchura al juego, pues Ocampos siguió haciendo un buen trabajo en la izquierda. Suso supo sacarse centros y EnNesyri el remate que jamás iba a dar Lamela.

VIRTUDES

Jamás claudicó, con lo mal que lo llegó a tener, y con los cambios encontró su momento.

TALÓN DE AQUILES

La puesta en escena, con un equipo débil en lo físico y tan largo en el campo, fue terrorífic­a.

 ?? ADAM VAUGHAN / EFE ?? El austríaco Marcus Sabitzer, que hizo mucho daño en la primera mitad con sus llegadas, marca su segundo gol a Bono.
ADAM VAUGHAN / EFE El austríaco Marcus Sabitzer, que hizo mucho daño en la primera mitad con sus llegadas, marca su segundo gol a Bono.
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