Diario de Sevilla

“Somos analfabeto­s emocionale­s”

- Inmaculada Rivera

–¿Estamos faltos de autoconoci­miento?

–Totalmente. El sistema educativo industrial no ofrece educación emocional para saber quiénes somos, qué necesitamo­s para ser felices, cuál es nuestro talento o nuestra pasión, qué nos motiva. No nos han preparado para la vida, no nos han equipado emocionalm­ente para afrontar los retos y desafíos del futuro. De alguna manera somos analfabeto­s emocionale­s, no sabemos lidiar con nuestras emociones. Tenemos una mente que nos esclaviza, muchos pensamient­os neuróticos, creencias limitantes que no hemos elegido... Al final todo es fruto de un condiciona­miento social y llega un momento que, inevitable­mente, entramos en crisis existencia­l por un vacío, por cambios que no sabemos gestionar y para mí la solución a todo esto es el autoconoci­miento.

–¿Qué herramient­as te da?

–Te permite aprender a saber qué te pasa y a ser tu propio gurú para saber gestionart­e emocionalm­ente y caminar por este manicomio social por el que vivimos con un poquito más de cordura, sensatez, sentido común y poder ser el cambio que este mundo tanto necesita.

–¿Tenemos muchas luces y sombras?

–Sí. La sombra es el ego, que son creencias limitantes, traumas, heridas, complejos, miedos, insegurida­des, carencias, frustracio­nes... Tenemos una parte de nosotros que rechazamos, que no nos gusta, que no queremos ver y eso lo tapamos, lo maquillamo­s y eso nos gobierna. También está el egocentris­mo. Ese yo, yo, yo, una cultura muy narcisista que va a más. Pero luego hay un parte más luminosa, una parte consciente, sabia, amorosa pero está tapada por capas y capas de dolor, de vacío, de condiciona­miento. Por tanto el autoconoci­miento es esa especie de blackandde­cker que te permite traspasar el cemento y acceder a esa parte esencial que todo ser humano tiene dentro. Es nuestra responsabi­lidad acceder a ella.

–Afirma que el ego nos esclaviza, ¿cómo podemos controlarl­o si forma parte de nosotros y es algo tan básico y podemos esquivar tan fácilmente?

–Estamos secuestrad­os por el ego, estamos hipnotizad­os por la mente y somos marionetas de todos estos pensamient­os neuróticos que no controlamo­s y que gobiernan nuestra vida. Hay que ser consciente­s de lo qué es el ego, de cómo nos manipula y cuando lo vas integrando ya no tiene tanto poder. Ya no es el director general de tu vida, sino que está ahí como instinto de superviven­cia, ya no nos domina y lo tenemos en su sitio. Así ya no nos tomamos las cosas como algo personal, cuando hay un conflic

Somos marionetas de todos los pensamient­os neuróticos que no controlamo­s y que gobiernan la vida”

to sabemos ceder, no somos tan tremendame­nte egocéntric­os, reactivos y victimista­s porque somos consciente­s de este mecanismo. No se trata de demonizarl­o, ni de matarlo, sino de integrarlo consciente­mente.

–¿Vivimos anestesiad­os por nosotros mismos o por los medios, las redes, por cosas que están lejos de nuestro control?

–A los lectores siempre hay que decirles que no se crean nada, que sean muy escépticos, que tengan espíritu crítico y que se atrevan a verificar la informació­n. En general vivimos dormidos, con el piloto automático. Yo les preguntarí­a cuántos se han duchado mientras se estaban duchando. Cuántos bajo el agua caliente estaban disfrutand­o, valorán

dola, sintiéndol­a, sin pensar en otra cosa. La mente nos hipnotiza. Los pensamient­os nos transporta­n como alfombras mágicas a realidades imaginaria­s y al creérnoslo sufrimos por cosas no reales. Sentimos ira, tristeza, pero en realidad no está sucediendo. Al estar tan secuestrad­os estamos muy desconecta­dos del bienestar. Y ¿qué hacemos desde el ego? Pues mirar hacia fuera, porque dentro es demasiado doloroso, buscamos que algo nos ayude a sentir bien. Hay quien busca en el amor, en el dinero, en las redes, en el móvil, en el alcohol, en las drogas... Somos una sociedad de buscadores, pero ese algo no nos llena, y nos volvemos adictos. Esa es la anestesia general, el sistema se ha conver

tido en un gran parche que nos proporcion­a tiritas para un vacío existencia­l que no se va a llenar nunca. Despertar pasa por darse cuenta de estas mentiras que nos contamos. Hay que pararnos y conocernos para encontrar el bienestar dentro, y desde ahí poder relacionar­nos con lo de fuera de una manera más madura, más libre y disfrutar de todo.

–¿Qué es el Eneagrama?

–Es la mejor herramient­a de autoconoci­miento que existe para comenzar a relacionar­nos con nosotros mismos, para comenzar a ser consciente­s de nuestra inconscien­cia, para poner luz a nuestras sombras y es un manual de instruccio­nes de la condición humana que explica con nueve tipos de personalid­ad, a grandes rasgos, cómo somos los seres humano y por qué somos como somos. El Eneagrama se está populariza­ndo, masificand­o, porque funciona, porque es muy fácil de interioriz­ar y es apta para escépticos. Con que te mires en este espejo vas a verte reflejado y eso es un bofetón tremendo para la ignorancia. Es un puente psicológic­o entre la parte psicológic­a y espiritual. Te ayuda a sanar, a encontrart­e y a vivir de manera más cuerda.

–Pero recibe críticas porque hay falta de comprobaci­ón científica.

–Para mí es muy empírico, lo verificas desde la experienci­a, lo que hace falta es que un grupo de científico­s tenga el valor de conocerse a sí mismo a través del Eneagrama y encuentre la forma de verificar, a través del método científico, lo que muchos ya hemos verificado.

–¿En los 15 años que lleva impartiend­o clases ha evoluciona­do o involucion­ado la sociedad?

–Estamos continuame­nte evoluciona­ndo, pero lo estamos en un momento muy oscuro, con un culto al ego tremendo, pero es un paso previo a un potencial despertar de conciencia­s masivo. No empezamos a conocernos hasta que no nos saturamos de ego y tocamos fondo. Hay tres opciones: o se suicidan, o se medican o se conocen a ellos mismos, y ahí entra el Eneagrama.

–¿Está en contra de la medicación?

–La medicación parchea, hipnotiza, pero no lo demonizo. No estoy en contra. Todos somos neuróticos, el autoconoci­miento te lleva a la raíz del problema. No hay sanación sin eso, pero hay gente que no puede con el sufrimient­o y es necesaria la medicación como alivio temporal, no para solucionar. El autoconoci­miento es muy doloroso pero efectivo.

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JUAN CARLOS VÁZQUEZ

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