Carta abierta a Etxerat

He leído una crónica dedicada a Etxerat y resulta que coincido con ella: “La memoria sigue incompleta”, 379 asesinatos cometidos por sus familiares siguen sin resolverse de un total de 854 que fueron también dispersados de sus familias pero para siempre y apartados de la vida. No es suficiente una “declaración de respeto y empatía”, sino una condena sin paliativos contra el terrorismo al que definen como “expresión de violencia”. Resulta obsceno e insultante ese lenguaje aséptico y hueco plagado de eufemismos. Tengan la gallardía de hablar claro. Reclaman reconocimiento y reparación para 16 fallecidos en accidentes de tráfico que, créanme, lamento muy mucho. Al volante, atención constante, tanto en trayectos largos como en cortos. ¿A partir de cuántos kilómetros un accidente se considera una conculcación de derechos y una venganza? ¿Cómo calificarían un accidente, digamos, desde Hernani a la penitenciaría de Martutene o viceversa de tan sólo 7 kilómetros? Los familiares de las víctimas del terrorismo son al parecer afortunados: visitan a sus seres queridos caminando al cementerio del pueblo o yendo al salón de casa para ver la foto del occiso junto a la urna que guarda sus cenizas. Coincido también en que “conviene no perder de vista el pasado”. Las víctimas del terrorismo asesinadas por sus allegados conservan también en su memoria “la fotografía en blanco y negro”, como ustedes, pero además en rojo de la sangre vertida por “a quienes ustedes llevan su amor”. Por último, con el debido respeto, no olviden que el cinismo es un escudo para poder decir y hacer cosas vergonzosas y Etxerat se resguarda tras él. Anhelo que puedan leer estas reflexiones pero no depende de mí. Francisco Javier Sáenz Martínez (correo electrónico).

● Las cartas no deben exceder de las 20 líneas y han de estar firmadas, indicando el DNI y el domicilio.