Diario de Sevilla

LA MORTADELA A PRECIO DE JAMÓN

- ▼ CARLOS NAVARRO ANTOLÍN cnavarro@diariodese­villa.es

LOS dos principale­s partidos políticos no son capaces de presentar listas electorale­s que nos llamen mínimament­e la atención, no tienen fuerza para sacar de sus puestos de trabajo a gente con ilusión por trabajar por su ciudad un cuatrienio. Da miedo comparar las candidatur­as de las primeras municipale­s con las de 2023. No lo hagan o sufrirán. Y encima todavía podía ser peor, pues hay quien trató de laminar de la lista del PSOE a quien ha tenido redaños de enfrentars­e a colectivos muy duros y situacione­s muy delicadas, caso del teniente Cabrera, que repite al menos en el número siete y que ayuda a centrar políticame­nte las siglas. Y en el centro es donde siempre, siempre, se consigue crecer. Pero al alcalde no le han dejado ni llevar a su hombre de confianza en nada menos que el urbanismo, Juan Manuel Flores, trabajador, discreto y serio. El PSOE tiene sus normas internas, sus usos y su prelación de agrupacion­es. ¿Y lo del PP? La lista está confeccion­ada para que solo destaque Oseluí. Y háganme caso: solo luce el cabeza de cartel. La lista del PP municipal me recuerda a una hermandad que tenía que subir al cristo al paso y solo estaban dos en el templo. Se miraron, salieron a la calle y le pidieron a los tres primeros que pasaban por la calle que si podían echar una mano en la tarea. Y allí que estaban los tres encantados, con esa cara de catetos que bajan del autobús y ven por primera vez la Puerta del Sol, la misma que tenía el tal Marín cuando entró en el palacio de San Telmo y que todavía no se le ha quitado gracias al cargo que le permite sestear y acudir a los desayunos esos en los que Juanma le pone cara de suegra al yerno Oseluí. ¡Vaya dos listas que nos han regalado los dos principale­s partidos! Sosas, anodinas y con muy pocas excepcione­s que nos saquen del sopor. La política se ha quedado para colocar gente del partido cada vez con mayor descaro. Es descorazon­ador comprobar que a esto se dedican gente con tragaderas, que aguantan más que la sábana de abajo y que no tienen reparos ni en aplaudir ni en renegar de quien haga falta. Oficio relegado por desgracia a la condición de ramplón, para subalterno­s que no aguantaría­n un mes en una empresa privada, aspirantes a la cátedra del culebreo y el máster del enredo. No hay por donde coger ninguna de las dos listas, con algunas escasas y honrosas excepcione­s. Ni el corsé del PSOE ni la cultura del dedazo del PP han posibilita­do algo mejor. Sevilla merecería listas mejores, pero es el tiempo que nos ha tocado vivir. Nos venden la mortadela a precio de jamón. Y la gente pide cuarto y mitad.

Las listas electorale­s del PSOE y del PP para Sevilla prueban que la sociedad civil no quiere saber nada de la política

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