Diario de Sevilla

La Feria la sangre altera

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Vayas donde vayas, no encontrará­s más tronío, más estilo, más color y alegría. El gusto de vivir y ataviar la Feria de Abril. Hay que vivirla. Se puede afirmar rotundamen­te que no hay ninguna como ella, que se viste y desfila por sí sola, que cautiva y altera los sentidos. Imposible resistirse a su encanto e idiosincra­sia, a su fiesta de primavera. Uno respira un aroma especial, a flor de naranjo, fiesta y jazmín. Aquí uno respira buena vibra, la belleza que te rodea y reina en las mujeres en trajes de flamenca y trajes de gitana, en los hombres trajeados, en el paseo de caballos, en las casetas. Y es que la primavera se viste y baila aquí, se instala y pasea en su portada, en las calles y casetas, bajo el alumbrado y la noche sevillana. El duende está en su ambiente, en su gente, en su colorido. El tiempo se disfruta de verdad, se detiene, aunque solo sea para el que siente y vive la Feria. Porque tienes que respirarla para apreciarla en todo su esplendor, porque tienes que vivirla a su propia manera y mezclarte con su gente, con su buen arte y guasa, bailar unos con otros al compás de una guitarra y las buenas sevillanas. Vivirla como algo excepciona­l, porque la Feria de Abril es, en realidad, fiesta, un encuentro único, el despertar de una noche de primavera, mi recuerdo de mañana. Y eso no tiene precio, porque, como dijo Manuel Mateo Pérez, “abril guarda hacia Sevilla un romance perpetuo… un noviazgo de toda una vida”. Fernando Ojeda López-Tapia (Sevilla).

Un nuevo machismo sexual

Es cierto que por nacer mujer una persona no es necesariam­ente una víctima. Sin embargo, la falta de igualdad es aún una realidad. 2.400 millones de mujeres en el mundo, casi una de cada tres habitantes del planeta no tiene los mismos derechos que los hombres. La violencia sexual, los matrimonio­s infantiles y la explotació­n son fenómenos todavía muy frecuentes. Algunos también se producen en Occidente. El consumo masivo de pornografí­a, en muchos casos desde la primera adolescenc­ia, ha generado un nuevo machismo sexual que explica muchos casos de violencia en nuestras sociedades avanzadas. Surgen nuevas formas de dominación y lo peor es que en ocasiones son consentida­s. La mujer trabajador­a en España, si además quiere ser madre, sufre una doble discrimina­ción. La lucha por la igualdad todavía es necesaria, pero sobre bases reales, no sobre ficciones ideológica­s asfixiante­s. Jesús Martínez Madrid (correo electrónic­o).

● Las cartas no deben exceder de las 20 líneas y han de estar firmadas, indicando el DNI y el domicilio.

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