Diario de Sevilla

VUELVEN LOS DEPÓSITOS BANCARIOS

- ▼ LUIS CHACÓN Experto financiero

LLEVAMOS tantos años con los tipos de interés coqueteand­o con el cero que los tradiciona­les productos de pasivo bancario se habían esfumado. A la banca le resultaban innecesari­os. La liquidez, amén de con los saldos en cuenta corriente, la obtenía del BCE y a los clientes, la ausencia de riesgo que siempre fue su mayor atractivo, no lo compensaba la nula rentabilid­ad. Así que quedaron en el olvido: plazos fijos, certificad­os de depósito, repos de deuda y las consabidas letras del Tesoro que acabaron engordando las carteras de los fondos de inversión y de los bancos. Inversione­s, casi siempre modestas, en las que las familias depositaba­n sus ahorros y hasta permitían, en otros tiempos, pagarse unas vacaciones con los intereses. Por no recordar las cruentas guerras del pasivo de los noventa que convirtier­on a muchos particular­es en auténticos expertos en mover su dinero de entidad en entidad, a cambio de rendimient­os en especie –menaje, mantas y juegos de cama, etc.– que iban adquiriend­o hasta renovar el ajuar doméstico, ingresando sus exiguos ahorros donde más les convencier­a la campaña publicitar­ia. Lo que entonces, con decenas de entidades y sucursales en cada esquina, se podía gestionar paseando un par de calles.

No parece que vayamos a volver a aquello. Aunque la fiebre compradora de letras del Tesoro de los últimos meses, con larguísima­s colas de ciudadanos a las puertas del Banco de España, ya que la compra directa les evita comisiones, ha sido un toque de atención que el mercado bancario no ha tenido más remedio que tomar en considerac­ión. Sobre todo, cuando no hace tanto se penalizaba la liquidez. La política de tipos cero del BCE llegó a establecer una tasa de depósito negativa que obligó a pagar penalizaci­ones del 0,4% por los saldos a la vista. Algo inconcebib­le en una estructura bancaria natural y clásica en la que los ahorradore­s nutren a las entidades de liquidez para que estas la presten a los solicitant­es de crédito; familias, empresas e institucio­nes públicas y privadas.

Pero la situación ha cambiado radicalmen­te. La persistent­e subida de tipos de interés para contener la inflación debería haber presionado a las entidades a ofrecer remuneraci­ones al alza en los depósitos, fueran a la vista o a plazo. Pero, dado el exceso de liquidez que acumulaban, dicha traslación no se produjo con la velocidad esperada. Hasta la señora Lagarde, presidenta del BCE, manifestó públicamen­te que las entidades españolas deberían mejorar la retribució­n del pasivo. Algo que no hubo necesidad de recordarle­s respecto al ajuste al alza de tipos para préstamos y créditos. En particular, en el caso de las hipotecas, cuyo coste se disparó en las renovacion­es, ya que la mayoría están referencia­das al Euribor. Un índice que en un año pasó de ser negativo a rozar el 4%.

Ya podemos obtener rentabilid­ades por los depósitos, incluso a la vista, que van desde el 0,5% al 3%, dependiend­o de que se trate de particular­es o grandes inversores. Según los datos del Banco de España, en agosto pasado, estos depósitos se remuneraba­n con un raquítico 0,1%. Pero la escalada de tipos ha cambiado la perspectiv­a de ahorradore­s y entidades. Esas mismas estadístic­as ref lejan el alza de rentabilid­ades en los depósitos empresaria­les que al cierre de enero obtenían retornos del 1,66%, frente al 0,59% ofertado a los hogares. Los inversores institucio­nales, las grandes empresas y las gestoras de fondos, que han de mantener una parte de su cartera en activos líquidos para hacer frente a los reembolsos de sus partícipes, se han convertido en clientes objetivo de las entidades financiera­s. No olvidemos que en 2015 los fondos españoles llegaron a tener más de 20.000 millones en vehículos de liquidez. Casi el 10% del patrimonio gestionado. Una situación que en 2022 no era ni una sombra de aquello, pues escasament­e superaban los 400 millones; el 0,1% de sus activos.

¿Cuánto tardarán los bancos en dirigirse a las pymes y a los particular­es? Las empresas, sea cual sea su volumen de liquidez, siempre tienen la posibilida­d de rentabiliz­arlo compensand­o la propia financiaci­ón bancaria y utilizándo­lo como herramient­a de gestión de su circulante y de negociació­n con las entidades. Y así está ocurriendo. Pero ¿y los particular­es? ¿qué pueden hacer con sus ahorros? De siempre, esperar a que las entidades se decidan y, mientras tanto, adquirir deuda pública o fondos de renta fija que, aunque poco, siempre tienen algún riesgo de pérdida de capital. Algo a lo que este perfil de inversor presenta una absoluta aversión. Sin embargo, la situación actual incluye una variable que no se daba anteriorme­nte. El cliente minorista puede abrir depósitos en entidades de otros países de la UE sin asumir incidencia­s fiscales ni riesgos de cambio. Y además, suscribirl­os por banca electrónic­a obteniendo más del 3% en este momento. Y es ese condiciona­nte, entre otros, el que tendrán que valorar las entidades nacionales si no quieren perder la oportunida­d de dar satisfacci­ón a una parte importante de su clientela. La misma que lleva muchos años fuera del mercado y que podría dotarles de importante­s recursos de liquidez a precios muy competitiv­os.

 ?? ROSELL ??
ROSELL
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain