España desaprovecha su gran potencial investigador para innovar en cáncer
● Es uno de los diez primeros del mundo en cantidad y calidad de producción científica
España es uno de los diez primeros países del mundo en cantidad y calidad de producción científica, pero eso no se traslada en innovación y emprendimiento, motivo por el que destacados investigadores han propuesto un decálogo de medidas para mejorar la competitividad, empezando por más financiación.
Con motivo del Día de la Innovación que se celebra el viernes, la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (Aseica) y la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) han querido poner el foco en los retos que están limitando la capacidad innovadora en la oncología en un país que diagnostica cada año 280.000 nuevos casos de cáncer.
“Tenemos tejido científico, asistencial y de desarrollo adecuado. No sólo hay que generar conocimiento, sino valor, y la innovación es la puesta en valor del conocimiento” resumió ayer en rueda de prensa Javier de Castro, secretario de Seom, quien añadió que todo este conocimiento generado por la investigación española “tiene que entrar en el sistema de forma sostenible y esto solo es posible generando valor”.
España es el segundo país del mundo en número de ensayos clínicos oncológicos –el año pasado autorizó un total de 906, un tercio de ellos dedicados al cáncer, la inmensa mayoría impulsados por la industria farmacéutica, según el Registro Español de Estudios Clínicos (REEC)– y está entre los diez primeros en cantidad y calidad de publicaciones.
Pero le falta capacidad para “convertir estos hallazgos de excelencia en innovación, en productos que mejoren nuestras vidas”, puntualizó el doctor Luis PazAres. “Aparte de investigar, tenemos que ser capaces de traducirlo en innovación, en algo que satisfaga las necesidades no cubiertas de nuestros pacientes”, resaltó.
Nuestro país es también uno de los líderes europeos en la consecución de financiación europea dentro del marco de Horizonte 2020: ese año, según el Observatorio del Emprendimiento, se crearon más de 8.900 nuevas empresas en el sector de la salud y el bienestar.
Otro reciente informe de la Asociación Española de Bioempresas (AseBio) señala que en 2021 se registraron 35 startups (empresas generadas con participación de centros de investigación) en el área de la oncología.
Pero aunque estas cifras suponen un aumento del 13% con respecto al año anterior, España se sitúa en las últimas posiciones en cuanto a número de startups de biomedicina en Europa.
Ante este panorama, ambas sociedades han elaborado un decálogo de medidas con las que tener una innovación y un emprendimiento más eficiente, la primera de ellas aumentar la financiación.
La inversión de la industria y la filantropía han aumentado en los últimos años, pero globalmente, el porcentaje del PIB destinado a I+D+i (1,42%) es muy inferior al de la media europea (2,4%), a lo que se une que “aquí es mucho más complicado montar una empresa”, lamentó la presidenta de Aseica, Marisol Soengas.
La doctora también abogó por potenciar convocatorias específicas y regulares para financiar actividades de transferencia e innovación y recuperar pruebas de concepto y otros proyectos semilla que faciliten la constitución de empresas de base tecnológica.
Falta capacidad para “convertir los hallazgos en productos que mejoren nuestras vidas”