Diario de Sevilla

ENTRE RONDA Y SANXENXO

- ▼ JUAN M. MARQUÉS PERALES

ENTRE Ronda y Sanxenxo, entre Zarzuela y Abu Dabi, se está viviendo una drama shakespear­iano que la cordura debería reconducir para no acabar en un acto final propio del bardo inglés. Aunque el asunto compete al Gobierno y a la Casa Real, es a Juan Carlos I a quien correspond­e pensar más allá de su biografía y ref lexionar sobre el futuro de la institució­n, para que su dinastía no sea un cúmulo de eslabones aislados.

Felipe VI fue recibido ayer, como el Rey

popular que es, en Ronda. La ciudad del Tajo llena de vecinos, y la plaza, repleta de escolares. Vuelta al ruedo de Su Majestad, quien antes pronunció un discurso ante la junta de las reales maestranza­s de caballería que, con o sin esa intención, iba cargado de veladas alusiones a las causas del distanciam­iento abierto entre él y su padre, Juan Carlos I.

La sociedad, le dijo el Rey a los maestrante­s en un acto cerrado al público, necesita “modelos y referencia­s éticas”, “requiere ejemplos a seguir”. A esa misma hora, Juan Carlos I pisaba suelo gallego, camino de unas regatas en Sanxenxo y después de un atribulado viaje a Londres, donde finalmente no fue recibido por Carlos III.

El entorno del Emérito, cada día menos discreto, había dado a entender que el mo

Felipe VI desarrolla una agenda muy distinta, cambió Palma por Chinchón, tocó en Cádiz y se placeó en Ronda

narca británico lo recibiría en un almuerzo como una suerte de acto de desagravio por no haber sido invitado a su próxima coronación. Finalmente, esto no sucedió, aunque tampoco está confirmada la lista final de invitados, ya que dos periódicos ingleses han publicado dos relaciones distintas, y en una de ellas sí figuran los reyes eméritos de España.

Felipe VI desarrolla desde hace unos meses una agenda bien distinta a la que en otros tiempos practicó la Casa Real cuando Juan Carlos I fue su jefe. Lejos de ir a la misa del Domingo de Resurrecci­ón en Palma, los Reyes prefiriero­n ir a un acto religioso y popular en Chinchón, que es el sur de Madrid, con todo lo que ello representa. No está mal cambiar al Bribón por Chinchón. En Cádiz, y con motivo del Congreso de la Lengua, Felipe VI aprovechó la receptivid­ad y el buen ambiente para sentarse y tocar sobre una caja peruana, en lo que supondrá una de las grandes imágenes de su reinado. Ayer tocó otra ciudad andaluza, Ronda, donde el recibimien­to fue igual de cálido. Y Juan Carlos I llegó a Sanxenxo, más discreto que hace un año, tal como le pidió su hijo entonces. Cordura.

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