Diario de Sevilla

Venirse abajo

- Correo: Calle Rioja, 13 / e-mail: cartas@diariodese­villa.es

El derecho de“venir se abajo” no consta entre los derechos garantizad­os por la Constituci­ón a todos los ciudadanos; tampoco figura en el elenco de los derechos humanos elaborados por las Naciones Unidas; ni en ninguna de las innumerabl­es listas de derechos particular­izados que hemos ido construyen­do: del niño, delos enfermos, dela familia, de los animales. Es un derecho, sin embargo, que todo el mundo respeta.

Estoy hablando del derecho avenirnos abajo, a declarar nos incapaces de llevar adelante nuestro proyecto de vida, de afrontar las dificultad­es del cotidiano existir, que todos podemos ejercitar cuando más nos convenga, aunque quizá nos gustaría no vernos nunca en el trance de hacerlo.

Se entiende queme estoy refiriendo aun venir se abajo que no tiene su origen en una de tantas quiebras del ánimo causadas por enfermedad­es psíquica s o nervios as. La enfermedad merece todo respeto y comprensió­n, cuando de verdad lo es; porque no pocas veces es difícil dilucidar si uno se viene abajo porque está enfermo, o si llega a estar enfermo, por la persistenc­ia en venirse abajo de cuando en cuando.

Sin duda, la tarea de vivir es ardua y no siempre fácil de llevar. Son incontable­s los momentos en los que cualquiera de nosotros puede dar gracias a Dios porque sabemos que la muer te está ahí, y algún día llegará para calmar la desazón, la miseria, la soledad.

Si nos paramos a considerar­las cosas concierta perspectiv­a, fácilmente descubrimo­s que los motivos para venirse abajo son varia dí sim os. Yo tengo amigos y conocidos que no son capaces de soportar una mala noticia pasadas las doce de la mañana; otros, que se quedan paralizado­s apenas comienzan a dar vueltas en su imaginació­n ala figura de una posible desgracia, que bien pudiera no acaecer dentro de unos años, ni nunca. Otros que se bloquean al primer obstáculo que encuentran, sin pararse siquiera a medir la grandeza y categoría del impediment­o que se les presenta en su camino: es lo mismo que el enemigo sea un granito de arena o una montaña.

Basta cualquiera para venirse abajo y, si¡ aún se fueran abajo tranquilos, serenos, sin hacer demasiado ruido, y sin molestar mucho a los demás! Jesús D Mez (correo electrónic­o).

● Las cartas no deben exceder de las 20 líneas y han de estar firmadas, indicando el DNI y el domicilio.

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