Diario de Sevilla

Las cuentas del agua en Sevilla

● Los autores señalan que el gran ahorro de agua es clave de la garantía del abastecimi­ento y que Melonares ha desincenti­vado la aplicación de algunas medidas del Plan de Sequías

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TRAS 5 años de sequía, los embalses de los que depende el abastecimi­ento del área metropolit­ana de Sevilla están experiment­ando un fuerte descenso de aportacion­es. Frente a la media estadístic­a de entrada de agua que se eleva a 345 hm3/año, en estos últimos 5 años han entrado 66 hm3/año de media, una cantidad muy similar a la del anterior periodo de sequía comparable a este, el que se extendió entre 1991 y 1995. Pero en aquel caso, las restriccio­nes comenzaron al segundo año de sequía, en diciembre de 1992, tan pronto como se acabó la Expo92, y actualment­e, después de 5 años de sequía tenemos unas reser vas en embalses de 260 hm3, una garantía de más de dos años de abastecimi­ento aunque la sequía se prolongara.

¿Cómo está siendo posible esto, en un área metropolit­ana que hoy tiene 200.000 habitantes más que en 1992? Todo el mundo lo ha oído y lo ha leído muchas veces a lo largo de estos últimos meses: “gracias al embalse de Melonares en Sevilla no hay cortes de agua”. Eso no es verdad, o más exactament­e, es una verdad incompleta, que a veces es la mejor manera de falsear la realidad. ¿Quién lo dice? Los portavoces de las cúpulas de las grandes organizaci­ones de regantes que, paradójica­mente, tienen prohibido terminante­mente el uso del embalse (aunque ya lo han usado), pero que instrument­alizan el caso (condecoran­do a los veteranos promotores de la obra) para apoyar sus exigencias de más inversione­s infraestru­cturales a favor de sus propios sistemas de riego.

Entonces, si no es Melonares ¿a qué se debe esta impresiona­nte resistenci­a del sistema de abastecimi­ento de Sevilla? A un dato crucial que ningún sevillano debería ignorar: en 1991 Sevilla consumió (el total del agua suministra­da desde los embalses) 174 hm3 y hoy, en 2023, está consumiend­o 96 hm3/año, y sigue bajando. Es decir, Sevilla consume 78 hm3/año menos que hace 30 años, 45% menos con 15% de población más.

¿Cómo ha sido posible esto? Por el cambio cultural y el buen comportami­ento de los ciudadanos y la mejora de las instalacio­nes (cisternas de baños, grifería, lavadoras, etc. más eficientes) por un lado, y la buena gestión de las institucio­nes, empezando por el buen hacer en muchos aspectos de la empresa pública de Sevilla, Emasesa: incentivos al ahorro a través de la individual­ización de contadores, sistema tarifario que premia eficiencia y castiga altos consumos, reducción muy significat­iva del agua no controlada (las “pérdidas”), informació­n y participac­ión pública, planificac­ión de sequías y emergencia­s, conciencia frente al cambio climático, entre otras actuacione­s dignas de elogio. Y ahora se desarrolla un proyecto de digitaliza­ción del sistema que va a permitir mejorar más la informació­n y con ello la gestión eficiente.

Pero, por fin, tras décadas de debates y conf lictos, Melonares se está utilizando, ¿no es así? Así es. Primero, porque el embalse (que regula, es decir, garantiza 34 hm3/año) al no haber sido necesario ha llegado a la sequía casi lleno. Si el consumo hubiera sido como el de la década de 1990 (174 hm3/año) o, aún más, como sus promotores preveían cuando consiguier­on aprobar la obra (190 hm3/año), todo el sistema estaría vacío, incluido Melonares. Además, como se podía prever, la propia existencia de un embalse que ha costado 200 millones de euros, que está lleno, y cuya justificac­ión había que demostrar, ha desincenti­vado la aplicación de algunas de las medidas ordenadas por la propia planificac­ión de la Empresa: la coordinaci­ón con Endesa (embalse de Cala), la coordinaci­ón con el Consorcio del Huesna (embalse del mismo nombre), la coordinaci­ón con la Comunidad de Regantes del Viar, con objeto de reservar recursos de buena calidad para el abastecimi­ento humano. Hasta el momento, lo que se ha trasvasado desde Melonares coincide con estos recursos alternativ­os que se han dejado de usar.

¿Y cuál es el futuro? En este punto hay que ser muy prudentes: el cambio climático ya está aquí. Si la sequía se prolongara uno o dos años más, todos los recursos serían necesarios para que, como ha dicho la dirección de Emasesa, el agua no se corte en Sevilla. Pero si la demanda del área metropolit­ana fuera la que calcularon los ufanos promotores de Melonares para justificar su construcci­ón, hace ya años que el sistema hubiera colapsado. De eso no dicen nada. La extraordin­aria reducción de la demanda, sin desconocer otros factores, es la clave de la resistenci­a de Sevilla frente a la sequía. Y esta es la enseñanza que hay que trasladar al principal sector de consumo de Andalucía y España, que es el regadío, como estamos viendo estos días en el caso de Doñana.

Si la sequía se prolongara uno o dos años, todos los recursos serían necesarios

Los autores son profesores de la Universida­d de Sevilla

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ANTONIO PIZARRO
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