España pide un control férreo de la frontera exterior de la UE y fortalecer el espacio Schengen
Marlaska confía en que la presidencia española de la Unión dé avance hacia un pacto migratorio
Un mayor control de la frontera externa de la UE pero garantizando la libertad de movimiento entre sus 27 miembros es una de las prioridades de España para su presidencia de turno comunitaria, que arranca el 1 de julio, según aseguró ayer en Viena el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.
“El espacio Schengen es uno de los valores, de los pilares fundamentales de la Unión Europea. Sin un espacio Schengen de libertad, de justicia e igualdad, poco se puede entender la Unión Europea en ese sentido”, señaló el ministro en una declaración sin preguntas ante los medios junto a su homólogo austríaco, el conservador Gerhard Karner.
El ministro español afirmó que España es “absolutamente” defensora de un control efectivo de las fronteras exteriores pero “que los controles internos sean la última opción”.
La postura de Grande-Marlaska tiene especial peso en Austria, un país que ha vetado la entrada de Bulgaria y de Rumanía en el espacio Schengen de libre circulación, argumentando que el control del f lujo migratorio en los dos países no es lo suficientemente efectivo.
Sin embargo, medios y analistas austríacos han relacionado ese bloqueo a cuestiones de política interna, y a que el conservador Partido Popular, que lidera el Ejecutivo, estaría planteando una dura política migratoria para frenar su caída en las encuestas de intención de voto y mejorar sus resultados en los comicios regionales de los últimos meses.
Grande-Marlaska también expresó en Viena su confianza en que durante el segundo semestre de 2023, en el que España estará al frente del Consejo de la UE, se avance hacia un acuerdo sobre el Pacto de Migración y Asilo, para poder cerrarlo durante la actual legislatura europea en el primer semestre de 2024.
El responsable de Interior de España recordó que el Parlamento europeo ya ha ratificado una postura común y que desde hace tiempo se están acercando posturas entre los países miembros de la UE. “Creo que es el momento en el que en ningún país tengamos lo que podríamos denominar líneas rojas”, dijo junto a Gerhard Karner.
El ministro se refirió a la necesidad de llegar a un punto donde haya un equilibrio entre los principios de responsabilidad y solidaridad entre los Estados miembros.