Diario de Sevilla

CONVENTOS SEVILLANOS EN LA ENCARNACIÓ­N

- TOMÁS GARCÍA Doctor en Biología

SEVILLA es considerad­a desde antaño una ciudad conventual que llega a poseer en el Siglo de Oro más de cien centros monásticos, un sesenta por ciento destinado a hombres y un cuarenta a mujeres, permanecie­ndo activos una veintena hoy en día. Dos de ellos se hallaban desde el siglo XVI en la actual plaza de la Encarnació­n, uno de los espacios públicos que más transforma­ciones ha sufrido a lo largo de los tiempos a partir de sus primitivos asentamien­tos romanos. Si nos remitimos al Plano de Olavide de 1771, observarem­os que dicho lugar era una manzana compacta ocupada por un par de casaspalac­io y dos magnos conventos con sus respectiva­s plazuelas: el de Regina Angelorum al norte y el de La Encarnació­n al sur. Acontecida la ocupación napoleónic­a de la ciudad, los franceses desarrolla­n una política urbanístic­a de apertura de plazas en diversos enclaves, para lo cual es necesario derribar en ciertos casos iglesias o cenobios. Entre otros expolios, son demolidos los templos de Santa Cruz y de la Magdalena, así como el convento de La Encarnació­n.

El monasterio de Regina Angelorum fue fundado por Leonor Manrique de Lara y Castro en 1521 para ser habitado por monjas dominicas, siendo reformado treinta años después para albergar monjes de la misma orden, comunidad controvert­ida en el siguiente siglo debido a unos singulares sermones del prior Domingo de Molina que ponían en entredicho la acendrada

La plaza era una manzana ocupada por un par de palacios y dos magnos conventos

doctrina de la Inmaculada Concepción de María. El alboroto serviría de acicate a la capital hispalense para incidir con fuerza en la proclamaci­ón del dogma, promulgado finalmente en 1854 por el papa Pío IX. El edificio monacal, que contenía obras de Murillo y de Pedro Roldán, sobrevive a otros usos tras su desamortiz­ación y lo que queda de él es abatido a comienzos del siglo XX.

El convento de la Encarnació­n de agustinas ermitañas fue promovido en 1591 por deseo testamenta­rio del indiano Juan de la Barrera, presentand­o una magnífica portada renacentis­ta obrada por Alonso de Vandelvira y Andrés de Ocampo. Permanece vivo hasta el decreto de demolición de 1810 firmado por el rey José I, pasando las monjas al exclaustra­do monasterio de los Terceros y levantándo­se una década después en el solar el primer mercado de abastos de Sevilla. Como consecuenc­ia del regreso de los religiosos a sus posesiones, las agustinas son ubicadas definitiva­mente en 1819 en el extinto hospital de Santa Marta sito en la actual plaza Virgen de los Reyes. El centro sanitario se erigió a principios del siglo XV aglutinand­o heredades donadas por el canónigo y azote de judíos Ferrán Martínez, que incluía la antigua mezquita de los Ossos, de la cual permanecen dos ventanas polilobula­das en el exterior de la capilla conventual.

Pasado el tiempo, el dispar complejo de las Setas brota en unos maltratado­s terrenos, continuand­o la caótica evolución histórica de un espacio céntrico de difícil concepto con una disarmonía estética y una notable inestabili­dad urbanístic­a.

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