VAMOS A LA FERIA
AL principio la Feria de Abril se situó en las afueras. Eso era el Prado en 1847, el ejido de la ciudad que se extendía desde las murallas y la Fábrica de Tabaco, hasta San Bernardo y la dehesa de Tablada. Desde ese momento se preservó un terreno, un espacio unitario y de carácter público, definido frente a la ciudad. Un lugar donde invocar el ritual de la primavera en clave agrícola y mercantil y que los sevillanos conservamos sólo para celebrar la Feria, el disfrute y las relaciones sociales ¿Quieren ustedes más lujo? A pesar del tiempo transcurrido no hemos cambiado tanto. Mostramos al mundo que nuestro imaginario es rural y decimonónico como atestigua el paseo de coches y caballistas.
Desde los primeros momentos se buscaron cambios y mejoras en el recinto ferial. Por ejemplo, en 1856, a los pocos años de iniciarse, se pensó en trasladar la Feria al Campo de Marte (Plaza de Armas), para evitar las riadas se decía, a mí me parece que para acercarse a los viajeros del tren que llegaban desde Madrid y que ya entonces nos importaban mucho. Aunque la Feria como festejo se consolida, el sitio del recinto ferial se sigue poniendo en cuestión. En 1898 el arquitecto Juan Talavera y de la Vega presenta un proyecto para instalar la Feria en Nervión que apoyaría sin duda el crecimiento inmobiliario de ese sector. Miguel Sánchez-Dalp en 1912 propone el traslado a Los Remedios, concretamente a la curva de
Hablan de nuevo de cambios en la Feria, pero no del Metro (lagarto, lagarto) y la línea 3
los Gordales y en 1914 el Ateneo convoca un concurso de ideas sobre el traslado de la Feria. En abril de 1930, durante la celebración de la Exposición iberoamericana, la Feria se traslada por una vez fuera del Prado, a los terrenos del sector sur. Tras la Guerra Civil la Feria de Abril se consolida con el centenario de 1947, que se celebra por todo lo alto, aunque el Ayuntamiento considera el recinto en el Prado solamente hasta que se resuelva el proyecto de traslado, cuestión que parece más necesaria que nunca porque la posición y tamaño de los terrenos no se consideran ya adecuados. Y así, en 1942 se redacta el gran proyecto de traslado de la Feria a Los Remedios, suscrito por personalidades relevantes de su época y de la historia de Sevilla: el arquitecto Juan Talavera y Heredia, el ingeniero Antonio Izquierdo y el poeta Joaquín Romero Murube, entonces delegado municipal de Fiestas. El recinto ferial, en forma de gran abanico o hemiciclo urbano, se situaba al final de la hoy Avenida República Argentina y además de calles con casetas proponía incluir un Pueblo Andaluz como atractivo permanente y un parque de atracciones todo el año.
En estos días hablan de nuevo de cambios en la Feria, del número de días, de pequeñas o grandes ampliaciones. Pero no hablan del Metro (lagarto, lagarto) y la línea 3 que, en pleno funcionamiento con parada en Bueno Monreal frente al Puente de Delicias, cambiará la forma de llegar a la Feria de Los Remedios a cientos de miles de sevillanos, andando desde Pino Montano o Los Bermejales. Eso sí que es un cambio.