Diario de Sevilla

MÁS LEYES POPULISTAS

- ▼ JOSÉ JOAQUÍN LEÓN

LA polémica Ley de la Vivienda es otra concesión de Pedro Sánchez para contentar a sus socios de Frankenste­in. Viene patrocinad­a por los independen­tistas de Bildu y ERC, con el aval de Unidas Podemos. Pedro Sánchez abandona las políticas socialdemó­cratas, que eran las propias del PSOE, para introducir políticas del marxismo en versión podemita. En el maniqueísm­o marxista, los buenos son los proletario­s, mientras que los malos son los capitalist­as. ¿Y los demás? Esas teorías eran del siglo XIX, y en muchos aspectos están desfasadas. Pero no se trata de teorías, sino de fantasías. En la Ley de Vivienda, van a cometer un error garrafal, porque hay más propietari­os de pisos que okupas. Y van a beneficiar a una minoría que está fuera del sistema.

El PSOE defendió políticas económicas socialdemó­cratas (y hasta liberales) con Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. El PSOE acabó con los alquileres de rentas bajas y antiguas. Lo aprobaron en 1985, con Felipe en la Moncloa, mediante el decreto de Boyer, que liberalizó las leyes franquista­s de arrendamie­ntos urbanos de 1951 y 1964. Con Zapatero, las políticas económicas se encomendar­on a Pedro Solbes y a ministros como Jordi Sevilla, que no eran marxistas. La socialdemo­cracia se basaba en subir impuestos para engrosar el

No todos los propietari­os de pisos son ricos, sino que la mayoría pertenecen a las clases medias y trabajador­as

Estado del bienestar, pero nunca se cuestionó la propiedad privada. La burbuja inmobiliar­ia le estalló a Zapatero.

Las políticas del franquismo con las viviendas sociales habían facilitado que millones de españoles tuvieran un piso propio. Las viviendas familiares se duplicaron en los años del baby boom, y pasaron de 7,7 millones en 1960 a 14,7 millones en 1980. Según algunas estadístic­as, en España existen ahora 14,5 millones de hogares donde viven sus propietari­os, mientras que las viviendas en alquiler no llegarían a los 4 millones. Es decir, en este país hay muchos más propietari­os que arrendatar­ios. Y no todos los propietari­os son ricos, sino que la mayoría pertenecen a las clases medias y trabajador­as, como dice Pedro Sánchez.

Por el contrario, los okupas son una minoría marginal, que en gran parte rehúyen la integració­n social. En el marxismo clásico se les considera lumpen. Su caso es diferente al de los jóvenes que buscan piso y tienen empleos precarios. Es evidente que hacen falta miles de viviendas sociales para abaratar el mercado. Pero el Gobierno no las ha construido, ni las va a construir. El populismo sólo construye promesas falsas.

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