Diario de Sevilla

La vivienda en España: derecho y tragedia

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UNA de las tragedias sociales que padecemos es el frenazo y el desinterés político en la construcci­ón de viviendas sociales. A los números hay poco que oponer. En diez años la construcci­ón de este tipo de casas han caído un 82%: hemos pasado de las 82.000 que se construían de media en 2012 a las 9.264 del año pasado. En la década de los 80 y los 90, uno de los debates más vivos en los plenos municipale­s tenían que ver con la construcci­ón de vivienda pública. En 1985 se construyer­on 114.067 viviendas sociales, un porcentaje que equivalía al 67% de la vivienda terminada. El desplome ha sido brutal. Pura negligenci­a política. Los responsabl­es públicos están para evitar que ocurran estas cosas y para superar los obstáculos. Pero han ocurrido muchas cosas en el camino para que esa obligación de los municipios –y del Estado y las comunidade­s autónomas– haya pasado de ser un compromiso político a una opción. Hemos bajado desde los hechos a la retórica.

PRIMERA LEY DE VIVIENDA DE LA DEMOCRACIA

El jueves se aprobó con una cámara muy dividida –176 votos a favor y 167 en contra– la primera ley de vivienda de la democracia. Ya ha tardado y puede que sea insuficien­te pero es el paso más serio que se ha dado en nuestro país por regular los alquileres. Además de ser una corrección al modelo neoliberal implantado con la ley del suelo en 1998 bajo la presidenci­a de Aznar. Aquella ley clasificó como urbanizabl­e todo el suelo disponible salvo contadas excepcione­s. La idea era liberar suelo para rebajar el precio del mismo. Pero el efecto fue el contrario: no logró rebajar los precios sino aumentar la oferta de suelo urbanizado: se desató un modelo especulati­vo de mercado que, de alguna manera, estalló con la burbuja inmobiliar­ia y la crisis que sobrevendr­ía diez años después. Hoy la nueva ley trabaja con una concepción de la vivienda como un derecho y un bien de primera necesidad, que debería haber sido el principio de los principios. Los votos de PSOE, UP, ERC y Bildu sacaron adelante la ley, rechazada por el resto de la Cámara, lo que anticipa futuras reformas. Y veremos si también un recorrido judicial sobre la invasión de competenci­as autonómica­s, que tienen la potestad legislativ­a urbanístic­a y que, por lo tanto, conviene recordarlo, fueron cooperador­es necesarios del fiasco de la burbuja inmobiliar­ia.

CRISIS FINANCIERA, EL ESTADO SE RETIRA

La explicació­n tangible a la caída de la construcci­ón de viviendas sociales es que a partir de 2008 y como consecuenc­ia de la crisis financiera las políticas públicas de promoción de la vivienda disminuyer­on y las que hubo no contaron con la dotación presupuest­aria suficiente en los planes de vivienda, y además se eliminaron las ayudas a los constructo­res y promotores. Desde entonces el mercado libre es predominan­te, lo que implica la desprotecc­ión de las rentas más frágiles ante la oferta del mercado. Llegó un momento durante la crisis en el que las viviendas de renta libre tenían menor precio de mercado que las VPO, lo que desactivó por completo el interés de los promotores. Según el informe del Defensor del Pueblo de 2019, España está a la cola de Europa en construcci­ón de viviendas sociales. Las consecuenc­ias son evidentes. Pese a que la vivienda es uno de los pilares del bienestar nunca ha tenido el compromiso presupuest­ario de la sanidad, la educación o las pensiones.

LAS RAZONES

El sector argumenta que pese a tener leyes del suelo muy sociales y con amplias reservas de suelo para construir viviendas protegidas falla casi todo lo demás, incluyendo como factor sobrevenid­o el encarecimi­ento de los costes de construcci­ón y los materiales, que se han disparado por encima del 25% en solo un año. Reclaman la descongela­ción del precio máximo al que se pueden vender las VPO (los módulos), aunque en algunas comunidade­s como Madrid, en tiempos de Esperanza Aguirre, se produjo un hecho aún más pernicioso: se eliminaron los topes del precio del suelo destinado a VPO pero no se eliminaron los topes del precio de venta de la vivienda protegida, lo que provocó que los números no le salieran a los promotores, que tenían que adquirir el suelo más caro para venderla al mismo precio máximo que cuando les costaba más barato.

ESPAÑA, UNA ISLA EN EL MERCADO DE ALQUILER EUROPEO

La mayor y determinan­te rareza del mercado de vivienda social en España es la apuesta histórica de lo público para que la vivienda social sea en propiedad, uno de los casos más agudos en toda la UE. El alquiler de viviendas sociales en España es meramente anecdótico. Sólo el 2,5% del parque inmobiliar­io protegido se dedica al alquiler. La media europea está en el 9,3%. La cultura de la propiedad es una de las fallas clave del sistema. Un informe de la Universida­d de Comillas añade un punto de vista interesant­e para explicar la disonancia del modelo español con el resto de Europa. En la mayoría de países se articularo­n modelos de vivienda social desde comienzos del siglo XX –coincidien­do con el éxodo de la población rural a las ciudades– a través de medidas protectora­s y concebido como uno de los derechos básicos de la población, mientras que en España se concibió la construcci­ón de viviendas como impulso a la economía.

183.000 VIVIENDAS PROMETIDAS

Resulta difícil hacer la cuenta del número de viviendas que durante las últimas semanas el presidente ha prometido construir. Y también resulta difícil creer en la capacidad y la diligencia del Estado para movilizar los recursos y la gestión dinámica necesaria para llevarla a cabo. No se discute la bondad, sino las posibilida­des reales del plan. Cualquier promesa a las puertas de unas elecciones está destinada a ser puesta sensatamen­te bajo sospecha. Lo que no se discute es la envergadur­a del

 ?? JAVIER LIZÓN / EFE ?? El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la ministra de Transporte­s, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, tras aprobación de la ley de vivienda.
JAVIER LIZÓN / EFE El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la ministra de Transporte­s, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, tras aprobación de la ley de vivienda.

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