La olvidada Pilar Cañada y los mal llamados “bustos parlantes”
● El fallecimiento de una de las más icónicas presentadoras de continuidad de los tiempos del monopolio de TVE se ha conocido al cabo de varios meses de producirse
“Señoras y señores, muy buenas tardes, a continuación le ofrecemos los espacios de nuestra programación de tarde...”. Las presentadoras de continuidad (hasta los 80 no fue una labor de hombres en TVE, como José María Comesaña) aparecían en el inicio de las franjas horarias de la entonces cadena y media española y con un rictus serio durante toda la dicción hasta la sonrisa de la despedida enumeraban los programas que iban a ver los espectadores. No había mucha escapatoria al monopolio audiovisual.
A las locutoras de continuidad también se las llamó “bustos parlantes”, esas expresiones acuñadas evidentemente con mucho machismo dentro del gremio, y eran las voces en off cuando todo fallaba: “Señoras y señores espectadores disculpen esta interrupción, dentro de unos momentos seguiremos ofreciéndoles...”. La retahíla protocolaria seguía el cauce habitual que ya se sabía de memoria el público. Un par de veces por semana al menos se producían esas interrupciones de continuidad o se estropeaban las conexiones en directo. Y si había que rellenar un rato a la espera del informativo a su hora siempre quedaba el recurso de “unos minutos musicales”.
La sevillana Laura Valenzuela, fallecida el pasado 17 marzo, fue el primer rostro femenino en la continuidad. Siempre al quite de una emergencia, Laura saltaba en imagen o en off para calmar a la reducida audiencia de finales de los 50. Algo más de un mes antes de la muerte de la actriz y presentadora del único Festival de Eurovisión en nuestro país falleció una compañera cuya muerte pasó totalmente de largo en los medios y en la propia cadena pública.
La cantante de Eaea ha recibido el respaldo de sus compañeros en el Benidorm Fest en una gala en Madrid antes de poner rumbo a Liverpool. Entre sus antecesoras Beth le deseó suerte con su Dime. Blanca Paloma actuaba el viernes en Tenerife y de ahí al Reino Unido
La segoviana Pilar Cañada fallecía a los 93 años el pasado 13 de febrero en Villaviciosa de Odón, Madrid, donde residía desde mucho tiempo atrás. Esta locutora de continuidad fue de las pioneras de la casa, unos años posterior a las pioneras Laura Valenzuela y Blanca Álvarez, en la primera remesa de profesionales contratadas expresamente para esta labor de anuncio y emergencia en T VE, normalmente delante de unas cortinas y al lado de un f lorero, por lo que también de forma despectiva se las llamó “f loreros”. Pilar era de una promoción de presentadoras rubias por exigencias técnicas, para un menor contraste. Forma parte de esos rostros de la memoria de los espectadores mayores en una labor de continuidad en la que están otros nombres como Marisa Medina, Jana Escribano, Eva Gloria, Blanca Aguete o Marisa Naranjo, que daban las buenas tardes o noches (salvo los fines de semana no había programación matinal), siempre con una sonrisa al arrancar.
Pilar Cañada, de la localidad de Cedillo de la Torre, era de las más serias y siempre de perfecto aspecto, que estuvo en activo hasta su jubilación a principios de los años 90. Aunque se fueron eliminando las apariciones de continuidad se mantuvo a todo este personal en off. De las últimas apariciones de la segoviana figuran las introducciones de los cursos de inglés Follow Me a principios de los años 90. Tuvo la oportunidad en ocasiones de salir del set para presentar programas y en su caso fue con Tele-Club o el maratón Siempre en domingo.
Esta presentadora, “busto parlante” despectivo, llegó a interpretarse a sí misma en la película El padre coplillas, de 1968, que precisamente días atrás emitía Cine de barrio.